"Me estoy acojonando, un gitano me está llamando. Decía: Morena, ven aquí". Este fue el último mensaje que escribió Diana Quer a un amigo antes de desaparecer aquella fatídica madrugada del 21 de agosto de 2016. Casi 500 días después otra joven de Boiro era abordada igual. Dos hermanas y una amiga caminaban hacia su casa el pasado 23 de diciembre por la noche y una de ellas, rubia, llevaba los zapatos en la mano cuando se cruzó en su camino José Enrique Abuín, "El Chicle". No lo conocían. Paró el coche a su altura y las invitó a subir, les preguntó donde vivían que la llevaba a casa.

Las jóvenes pensaron que era un "pelmazo" más y siguieron su camino. Abuín tentaba a la chica descalza: "Rubia ven aquí, rubia ven aquí, no te vayas a hacer daño". El coche no era el Alfa Romeo palteado, sino un Audi azul.

Cuando finalmente vieron en los medios de comunicación la foto del detenido por la desaparición y la muerte de Diana Quer, identificaron sin ninguna duda a aquel "pelmazo", según confesaron ayer en "Espejo Público", conscientes de que estuvieron a punto de ser víctimas de "El Chicle".

Creen que tuvieron suerte porque iban tres juntas, no quieren ni pensar qué habría ocurrido de ir una de ellas sola por la calle. "Se queda un mal cuerpo enorme", añaden al explicar que tuvieron a un "asesino" al lado. Piensas que "seguro que si llega a ir una de nosotras sola, lo intenta".

Al día siguiente, Navidad, fue otra joven de Boiro, que caminaba sola mirando su móvil, la víctima de un rapto frustrado de Abuín, considerado un "depredador" sexual por los investigadores de la Guardia Civil. La resistencia que mostró la joven, quien llegó a estar dentro del maletero el coche de "El Chicle" y a quien ayudaron dos jóvenes que pasaban por allí y oyeron sus gritos de que querían secuestrarla.