Cuatro años de prisión y seis de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores. Ésta es la petición que formula la Fiscalía contra Brais V.N., el joven de 24 años de edad que en septiembre de 2016 causó un grave accidente en Gondomar cuando conducía un Mercedes Clase A a casi 200 kilómetros por hora en un tramo limitado a 50, haciéndolo además bajo los efectos del alcohol y con las ruedas del coche en mal estado de conservación. Junto a él en el turismo viajaban otros cuatro chicos, uno de los cuales falleció días después en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo debido a las graves heridas sufridas. Los otros, incluido el propio acusado, resultaron heridos.

La fiscal atribuye al joven la presunta comisión de seis delitos: uno de conducción temeraria -que absorbe el de velocidad excesiva-, otro de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas, otro de homicidio por imprudencia grave y tres más de lesiones. Junto a las penas de cárcel y de retirada del carné, el Ministerio Público solicita indemnizaciones que en global superan los 238.000 euros. La mayor parte de esta cuantía -204.515 euros- se demanda para la pareja, los padres y el hermano de José Antonio Puentes, el chico de 25 años que murió a raíz del siniestro.

La novia del fallecido, de 30 años, iba también en el coche y resultó herida, si bien, dada la gravedad de sus lesiones, aún está a tratamiento y pendiente de una posible operación abdominal, por lo que la cuantía por sus lesiones y secuelas físicas y psíquicas se decidirá en ejecución de sentencia. Con respecto a los otros dos lesionados, para uno, de 31 años, se piden casi 30.000 euros y para el otro, de 32, un total de 4.180. Para la indemnización -en la que se incluyen 396 euros por daños materiales-, junto a la responsabilidad conjunta y solidaria de acusado y aseguradora -que ya consignó 79.130 euros- se reclama la subsidiaria de la empresa del padre del imputado, a la que pertenecía el vehículo, si bien lo usaba el joven.

El siniestro fue en la PO-340 un domingo, el del 18 de septiembre de 2016, poco después de las siete de la mañana. Junto al conductor iban los otros cuatro jóvenes. Según la fiscal, el vehículo "utilizaba unas ruedas en mal estado de conservación" y el acusado había ingerido alcohol "en cantidad que mermaba sus facultades para la normal conducción". En estas condiciones y tras rebasar una rotonda, el joven, al encontrarse ante una recta de 700 metros, aceleró el coche "hasta alcanzar al menos los 199 km/h".

Pero al llegar a un punto donde hay una ligera curva, el chico "perdió el control del coche". La acusación pública concreta que dio un volantazo para evitar colisionar a la derecha. Pero acabó chocando con un muro ubicado a la izquierda, tras lo cual el vehículo rebotó de nuevo al otro lado de la vía, sufriendo más impactos hasta detenerse. Uno de los ocupantes, concretamente el chico que después falleció en el hospital, salió despedido del turismo.

En ese tramo la velocidad máxima permitida es 50 km/h, incidiendo la fiscal en que hay señales que lo indican. "El acusado rebasaba en el momento de perder el control del vehículo esa velocidad en, al menos, 149 km/h", señala. El imputado dio además positivo en las pruebas de alcoholemia, que se le realizaron, por razones médicas, cuatro horas después del choque: 0,36 y 0,30.

Una vez las partes presenten todos los escritos la vista oral será en un juzgado de lo Penal de Vigo.