Frente a la versión exculpatoria que aportó Arturo Domínguez en el juicio -negó la autoría de los asesinatos-, para la Audiencia no hay duda de su culpabilidad y de que diseñó a conciencia su "estrategia homicida", unos crímenes en los que las víctimas no tuvieron posibilidad alguna de defenderse. De forma previa a los hechos, el condenado se había mostrado obsesionado con su expareja y con un comportamiento "posesivo y controlador". Había manifestado que Beatriz "o era para él o no era para nadie" y también había comentado que "iba a correr sangre", adelantando unas intenciones homicidas que finalmente perpetró.