La Audiencia Provincial de Pontevedra ha acordado mantener en prisión provisional a un vecino de Salceda encarcelado a principios de este año tras ser acusado de agredir sexualmente a una menor de 15 años en dicha localidad. El tribunal provincial da así la razón al juez de Instrucción 2 de Porriño que a petición del fiscal, que ve riesgo de fuga dada la gravedad de los delitos que se le imputan, optó en agosto por denegar la excarcelación solicitada por Miguel R.L. El acusado fue detenido el pasado mes de febrero, momento en el que fue enviado a prisión tras prestar declaración.

El auto de la Audiencia de Pontevedra que desestima el recurso incide en la gravedad del delito que inicialmente se le imputa, castigada con más de 2 años de prisión y "ante el fundado temor de riesgo de fuga que supone la gravedad de la posible pena que se le puede imponer" y cuestiona el "arraigo" aludido por el acusado para pedir la libertad pues "el recurrente acababa de salir de prisión al momento de producirse los hechos y no tenía domicilio fijo al haber abandonado la casa de su madre y su hermana".

Los hechos fueron descubiertos en febrero de este año. La madre de la víctima la vio con un hombre mayor y realizó averiguaciones. Así descubrió que su hija era víctima del acusado que, al parecer, la obligaba a mantener relaciones sexuales intimidándola con un cuchillo de grandes proporciones y que también amenazaba a sus amigas para que no dijeran nada.

La madre de la adolescente, alertada por unos vecinos, denunció los hechos pues su hija tenía mucho miedo y había sufrido algunos golpes y cortes. Miguel R.L. acababa de salir de prisión y tiene un gran números de antecedentes, por robos, por falsedad de documento público, allanamiento de morada, usurpación...

El acusado contactó con la menor y su pandilla en un parque público, y las acompañaba desde el centro educativo a sus domicilios. Una vez que se hizo con la confianza de la adolescente, forjó una relación con ella y, presuntamente, acabó forzándola a mantener relaciones sexuales, amenazándola si no se doblegaba a sus deseos. La víctima habría sufrido agresiones físicas e incluso algún corte. También existen llamadas reiteradas pues Miguel la obligaba a llamarle a diario por las noches, en unas conversaciones que se prolongaban hasta altas horas de la madrugada, según la investigación desarrollada por la Guardia Civil. Además, le exigía que se mostrase contenta con él en público.

La rápida intervención de la Guardia Civil puso fin a un calvario que se prolongó durante unas tres semanas. El hombre negó en su declaración judicial las relaciones sexuales, si bien reconoció una amistad con la menor. Rechazó que la hubiera amenazado u obligado a mantener sexo, y admitió que sabía que era menor y apenas tenía 15 años.

En cuanto a su amistad con la pandilla de la niña manifestó que no se sentía parte del grupo y que no tonteaba con ella ni con sus amigas, si bien alguna vez había bebido delante de la menor. Respecto al cuchillo descrito por la víctima y hallado en poder del acusado, éste dijo que era un sencillo cuchillo de cocina y que no la había intimidado con él, sino que era como un hermano mayor.

Su declaración no ha convencido al juez que lleva al caso ni al fiscal. La versión de la víctima cuenta con el aval de varias cartas que el acusado le escribió y que son muy explícitas. También se ve refrendada por las declaraciones de algunos de sus amigos, todos menores, uno de los cuales habría llegado a ser amenazado con un cuchillo por el acusado para que le dijera donde estaba la chica, a la que su madre había aislado y cambiado de domicilio para preservar su seguridad.