Arturo Domínguez mantuvo durante 9 años una relación con Beatriz Rodríguez Mariño y tuvieron una hija en común, pero cuando ella dio por finalizada la relación, él no quiso aceptarlo. La siguió, la vigilaba escondido entre árboles, siguiéndola con su automóvil e incluso sirviéndose de amigos.

El fiscal relata que Arturo llegó a colocar un aparato de videograbación en la rotonda situada a 25 metros de la casa de Beatriz para comprobar a qué hora pasaba, si iba sola o acompañada. Incluso pidió a un conocido que introdujera algún sistema de control remoto en el móvil de la joven para controlarle los WhatsApp y saber donde se encontraba en cada momento y si estaba sola o con su nueva pareja. Cumplía, según la descripción del escrito de acusación, todos los perfiles del homicida machista, pero nadie le denunció pese al miedo que Beatriz y su nueva pareja le tenían. Ambos fueron asesinados en el interior de un coche en una zona muy poco transitada en el monte de A Telleira en julio 2015. Los cadáveres, localizados casi un día después, presentaban un certero disparo en la cabeza cada uno. El asesino les disparó a muy corta distancia con una carabina de caza.

El próximo lunes Arturo se sentará en el banquillo de los acusados en la Audiencia de Pontevedra, un juicio que durará hasta el viernes, momento en el que el jurado comenzará a deliberar su veredicto. El fiscal solicita dos penas de 23 años de prisión por cada uno de los dos asesinatos, la privación de la patria potestad de su hija e indemnizar a los familiares de las dos víctimas y a su propia hija.

El fiscal define al acusado, natural de la localidad ourensana de Padrenda, como "posesivo, controlador y violento" con Beatriz. Habría comunicado además, a distintas personas, que antes la vería "muerta" que con otro y que también mtaría a Sergio.

En su escrito, el Ministerio Público relata que a pesar de que Beatriz, vecina de Vilar (Crecente) había puesto fin a su relación con Arturo, éste "insistía en reanudar la relación sentimental y la convivencia, tratando de mantener el contacto y frecuentando su lugar de trabajo". Este intento de acercamiento lo llevó a cabo, supuestamente a través de vigilar a la víctima. En unos mensajes entre Beatriz y su nueva pareja, Sergio, se ve que ambos tenían miedo a Arturo.

"Yo a ti te quiero y por eso tengo miedo. Él siempre me va a dar donde más me duele", decía en un mensaje la joven. Domínguez también vigilaba al nuevo novio de su ex "bien sirviéndose de amigos, bien personalmente, lo vigilaba tanto en España como en Portugal".

En cuanto al doble crimen del 3 de julio, el fiscal indica que Arturo Domínguez "bien por haberlos seguido, bien por saber el lugar al que irían, acudió al lugar boscoso donde ellos estaban", en las inmediaciones de un monte de A Telleira. "Con el vil, egoísta, cruel e inhumano propósito de arrebatarles la vida, Arturo les disparó en la cabeza", dice la acusación. En casa del ourensano se hallaron hasta 5 escopetas, 3 rifles y una carabina. "El acusado disparó con la intención de matar [...]. A Beatriz a través del cristal de la puerta trasera del vehículo, a una distancia de metro y medio y a Sergio en contacto del arma con su cabeza", sostiene el fiscal, quien apunta que tuvo "21 horas para deshacerse del arma utilizada, del móvil de Sergio y eliminar cualquier rastro que lo vinculase con los crímenes"