La víctima es Daniel Beltrán Pinto. Lo conocían como Dani. Un joven muy querido que residía con su novia en un inmueble de su padre en Chapela, casi en el límite con Vigo, en la zona de Cuatro Puentes. Allí, donde aún lo habían visto la tarde anterior del crimen, la conmoción era total. "Era buen chico, alegre, trabajador", coincidían.

En la actualidad trabajaba en el sector de la descarga de pescado. También consternados estaban los vecinos de la zona del Camiño Pousadora, donde residen los abuelos, con los que el chico vivió muchos años a raíz de la separación de sus padres. Dani los visitaba muy a menudo. "Se preocupaba mucho por ellos, los cuidaba", lamentaba una mujer de esa zona. Un buen amigo del fallecido, con lágrimas en los ojos, contaba que siempre estaba "para lo que hiciese falta" y "con una sonrisa en la cara". Las motos, contaba, era una de sus pasiones.