La brutal agresión que finalmente le ha costado la vida a Carlos Álvarez venía precedida por una larga enemistad entre el presunto agresor y la víctima. La misma jornada del sábado, tras producirse los hechos, entre los vecinos describían la relación de las dos familias como de "guerra abierta". Y es que no era la primera vez que surgía un enfrentamiento entre ambos. Las malas relaciones venían de largo, de hace más de una década, incluso con pleitos judiciales de por medio.

El ataque con la desbrozadora es el trágico desenlace de una problemática que tiene su origen en cuestiones de lindes y derechos de pasos. El mismo juzgado que instruye ahora el crimen de este pasado fin de semana resolvía en sentencia hace dos años -en junio de 2015- una causa civil por un conflicto que había surgido tiempo atrás en relación con un camino. El presunto agresor José Luis Viéitez, su mujer y otros vecinos habían presentado una demanda por no poder utilizar dicha vía de servicio que el juez acabó estimando resolviendo con ello que el ahora fallecido debía retirar los bloques y vallas que había en el citado paso.

Otro juzgado ponteareano, el número 1, había puesto recientemente fin a una instrucción judicial sobre un caso penal en el que el ahora en prisión había sido supuestamente agredido con una barra de hierro. Un caso que estaba pendiente de juicio.

El suceso ocurrido este fin de semana ha causado un gran impacto en A Cañiza y concretamente en la parroquia de As Guindeiras, lugar en que ocurrió todo. Ahora, los vecinos de la zona y del municipio en general quieren pasar página.