La desesperación e incertidumbre se convirtieron en los sentimientos dominantes entre los vecinos del lugar de Pedrógão Grande, de tan solo 4.000 habitantes. Muchos vecinos tuvieron que acudir a casas de familiares mientras el gobierno portugués habilita hospedajes para todos aquellos que han perdido sus hogares. "Solo veíamos fuego y humo; era un auténtico infierno", decía una superviviente en el diario Correio da Manha. Otro afectado por este devastador incendio pudo escapar de la ratonera en la que se convirtió el vial que conecta Figueiros dos Vinhos y Castenheira. "Vi como un vecino del pueblo tuvo que abandonar su coche junto a la carretera y, al huir, fue alcanzado por el fuego y murió veinte metros más adelante", lamentaba Albano Graça, quien había acudido a este pueblo, situado a poco más de 200 kilómetros de Lisboa, a pasar el fin de semana con su hija.

Cada víctima cuenta con una desgarrada historia detrás, pero una de las más dramáticas es la protagonizada por el pequeño Rodrigo Rosario, de 4 años. El niño huía de las llamas junto a su tío, ya que sus padres se encontraban en Cabo Verde de luna de miel, cuando tuvieron un accidente con otro vehículo y la rama de un árbol en llamas se le echó encima. El cuerpo del tío fue hallado en la noche del sábado en el vehículo pero no se sabía nada del menor. Horas más tarde, fue la propia abuela de Rodrigo la que confirmó que el cadáver del pequeño fue localizado a escasos metros del coche. Por el momento, son cuatro los menores fallecidos a causa de las llamas. En la aldea de Mó Pequena falleció Bianca, de 4 años, cuando huía con su abuela mientras que otros dos niños, con edades inferiores a los 8 años, fallecieron en los vehículos atrapados por el fuego.

Resguardados en un lavadero

Distinta suerte corrieron 12 vecinos de la aldea de Nodeirinho. Como recoge el diario Jornal de Noticias, asustados por la llegada del incendio a sus viviendas decidieron meterse en un gran pilón de agua que frecuentemente se emplea para lavar la ropa. Los 12 vecinos se refugiaron allí del calor de las llamas y del humo y pudieron sobrevivir sin más pesar que el susto a la tragedia forestal. En esta misma aldea, una de las más perjudicadas por la fuerza de las llamas, otros vecinos como Eugenio Santoa relataron al periódico Diario de Noticias "la terrible noche que pasaron ". "Nunca he visto nada así, el fuego volaba", recuerda este superviviente. Como él, Manuel Faria explica que el "viento parecía que transportaba las llamas, era como un tifón que traía fuego".

Otros afectados de aldeas vecinas describen la situación como un "auténtico infierno". En declaraciones recogidas por Correio da Manha a una superviviente de las llamas, la mujer pone de manifiesto un verdadero escenario de horror. "Había muchos coches incendiados y mucha gente muerta. Yo vi mi propia muerte, solo pedía que Dios y la Virgen me librasen de morir. Escuchaba a mucha gente gritar y pedir auxilio, pero solo nos salvamos tres", lamentaba esta testigo, que tuvo que ser trasladada al Hospital Universitario de Coimbra, donde fue tratada de diversas quemaduras.

El primer ministro luso, Antonio Costa, en una rueda de prensa ofrecida ayer en Coimbra, apeló a todos los ciudadanos de las zonas afectadas por incendios que cumplan las órdenes de las autoridades, en particular de evacuación, y afirmó que la mayoría de las víctimas ya identificadas en el fuego de Pedrogão Grande "murió" en sus casas. "Quiero llamar la atención de que la mayoría de las personas que fallecieron, y que ya están identificadas, no fueron víctimas en los coches, fueron víctimas en las casas que no tuvieron oportunidad de abandonar a tiempo", destacaba Costa. Por su parte, el Ejecutivo portugués decretó tres días de luto declarado ante la "pérdida irreparable de vidas" causada por este suceso, indicó el Consejo de Ministros en un comunicado. Además de vidas humanas, muchos han perdido su forma de vida como sus explotaciones agrarias, naves agrícolas, vehículos encargados dela labor del campo y animales, que para muchos vecinos de Pedrógão Grande era su forma de vida. La comarca se ha fundido en un luto riguroso que refleja un paisaje desolador.

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