El caso de los narcos que se compincharon para robar medio kilo de cocaína a un traficante arousano en 2014 en Mos, un plan que el grupo UDYCO de la Policía Nacional frustró con un espectacular operativo, ya tiene sentencia. La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, ha impuesto penas que suman 33 años de cárcel y 503.000 euros en multas a seis de los acusados en la causa. La mayor condena es para Marino Giménez, miembro del clan de Los Morones y hermano de Sinaí, sentenciado a 7 años y medio de prisión. Y Enrique P.M., el guardia civil de Mos que se alió con él para, aprovechándose de su cargo, simular un control policial ficticio con el que sustraer el estupefaciente, recibe 7 años de cárcel y 15 años de inhabilitación absoluta para el ejercicio de su profesión de agente. El resto de penas oscilan entre los 4 y los 5 años y medio de prisión. Sólo uno de los procesados resulta absuelto y a todos se les exculpa del delito de integración en grupo criminal. Los pinchazos telefónicos son la prueba clave que, junto a los seguimientos policiales, tuvo en cuenta el tribunal. Las "reveladoras" y "elocuentes" conversaciones, se señala, permiten hacer una perfecta "crónica de los hechos".

Marino - imputado en el caso de presunta extorsión en mercadillos- es penado por tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas y, además de prisión, se le imponen 90.000 euros de multa. Tenía un "papel preponderante" en la organización del plan. En el caso del guardia civil el delito se ve agravado por su condición de funcionario público: junto a la cárcel y la inhabilitación, deberá abonar una sanción de 113.000 euros. Con ambos estaban aliados Marcos G.B., Alfonso P.C. y Alfredo I.G.: el primero es sentenciado a 5 años y medio de cárcel y 90.000 euros de multa y los otros dos, a 4 años de prisión y al pago de 60.000 euros. El sexto condenado, Modesto D.A., reincidente, era el arousano al que el grupo de Marino le iba a sustraer la droga. La sala le impone 5 años de cárcel y 90.000 euros de multa. Otro vecino de O Salnés que conducía el vehículo donde el anterior llevaba la droga en "una bolsa de regalo", Benito O.O., es absuelto al no constar que supiese que transportaba el estupefaciente.

La sala ve probado que en enero de 2014 Marino, el guardia civil y sus compinches "planearon sustraer una partida de cocaína" para después venderla. Para ello, engañaron al arousano Modesto, al concertar con él la compra de esa droga. En realidad, lo que querían era robarle el alijo. Y ello "aprovechándose de la condición profesional" de agente de Enrique, que simularía un control de la Guardia Civil para interceptar a los vendedores y hacerse con el material. El plan iba a ejecutarse el 15 de enero de 2014, pero por las dificultades surgidas, se dejó para el día siguiente. Y efectivamente, en esa jornada, a la altura de una gasolinera de la N-550 en Mos, el guardia, usando un vehículo oficial y debidamente uniformado, dio el alto al arousano "exhibiendo su arma reglamentaria". Ello con el fin de sustraer la cocaína que transportaba en el coche: más de medio kilo valorado en 56.600 euros. Pero la Policía iba tras los pasos de todos ellos y frustró el ilícito plan.

La prueba clave son los pinchazos telefónicos. Las conversaciones por ejemplo entre Marino y el agente -en las que se intercambiaban apelativos como "chulín", "guapetón" o "mi amol"- fueron continuas esos días y en la misma jornada de los arrestos. El guardia declaró en el juicio que en realidad Marino le había dado un chivatazo de drogas y por eso actuó, versión exculpatoria que no se cree la sala. La sentencia no es firme y cabe recurso ante el Tribunal Supremo.