A pesar de ser un agente de la Policía Nacional quien desató la operación, los padres de varios menores también advirtieron una situación impropia en el trato que presuntamente ofrecía el hostelero encarcelado a sus hijos. Según se desprende de la investigación, varios progenitores advirtieron al empresario que no recogiese a sus hijos a la salida de sus centros educativos, a los que acudía en su descapotable. Y es que era es opulencia con la que despertaba el interés de los adolescentes, sin embargo, actualmente no se encontraba atravesando un buen momento económico al acumular deudas tanto con su comunidad de vecinos de la calle Hispanidad como con otros bienes, según la investigación. El implicado se ganaba la confianza de los colegiales, generalmente de buena familia, con invitaciones en su restaurante, locales de ocio, partidos del Celta o viajes en su yate.