Riesgo de fuga, destrucción de pruebas, reincidencia delictiva y perturbación del orden público. Estos fundamentos son los que tuvo en cuenta la magistrada de instrucción María Ana Costa para decretar el ingreso en prisión provisional para el supuesto autor de los cuatro asesinatos que sacudieron en la mañana del viernes al pequeño pueblo portugués de Tamel, en la comarca de Barcelos. Una portavoz del Tribunal de Braga explicó en declaraciones a los periodistas que el detenido es sospechoso de cuatro crímenes de homicidio, uno de ellos el de una mujer embarazada, y aguardará en prisión preventiva porque el juez considera que existen "todos los peligros" previstos en el artículo 204 del Código Penal del país portugués.

El sospechoso, de 63 años, salió del tribunal con la cabeza tapada por un abrigo y entre abucheos de multitud de vecinos, fue trasladado por tres inspectores de la Brigada de Homicidios de la Policía Judiciaria a la prisión de Braga. Según precisaron varias agencias de noticias lusas, Briote se acogió a su derecho a no declarar ante la magistrada, al igual que hizo el día de los hechos ante los agentes de la Policía Judiciaria. A los que sí habló fue a los miembros de la Guardia Nacional Republicana (GNR)- lo equivalente en España a la Guardia Civil, donde un portavor de esta fuerza de seguridad pública aseguró que el varón había confesado los hechos, tal y como recogían diarios locales.

Aunque se trate de una pena privativa de libertad provisional, a esta medida se le aplica un agravante al pesar sobre Adelino Briote una condena del año 2015. Después de haber sido condenado previamente una pena de prisión suspendida de más de tres años de prisión por agresiones a miembros de su familia, este nuevo crimen le obliga a cumplir con la sentencia, informó el diario Correio da Manha, quien también apunta que se le investigará por tenencia ilícita de armas de fuego.

Condena por violencia

Fue precisamente esta condena en 2015 el presunto móvil de los asesinatos. Aunque el supuesto autor de los hechos no llegó a confesar los motivos que desencadenaron la matanza, todos los vecinos de Tamel y Barcelos conocían la animadversión de Briote hacia las víctimas por no declarar en su favor en un juicio por violencia doméstica. El acusado había golpeado a su exsuega y a su hija embarazada de 17 semanas con una barra de hierro. La pena de prisión a la que fue condenado se le sustituyó por su ingreso en un hospital psiquiátrico, del que salió hace aproximadamente cuatro meses. Una vez fuera regresó a Barcelos para cumplir con su venganza, revancha de la que había informado a muchos vecinos que ya conocían sus planes aunque no imaginaban que llegaría a estos límites.

El pequeño pueblo de la comarca de Barcelos continúa, dos días después de la matanza, en estado de shock. Los cuerpos sin vida de Antonio Vale y María Gloria, un matrimonio jubilado de 80 y 84 años respectivamente, María Sameiro de 60 años y Marisa Rodrigues de 37 años y embarazada de siete meses fueron hallados en sus respectivas viviendas con un profundo corte en el cuello.

Adelino Briote avisó a un vecino del pueblo, que curiosamente es primo del matrimonio asesinado, para que llamase a un agente de la GNR. A su llegada, el sexagenario detenido explicó lo sucedido a los agentes si bien no precisó el motivo que le llevó presuntamente a cometer los crímenes. Por su parte el arma homicida fue arrojada por el asesino a uno de los tejados de las viviendas, pero por el momento se desconoce si apareció o no.