En mayo se cumple un año desde que el millonario luso Carlos Inácio Pinto intentó supuestamente matar a su joven esposa Eliza en un hotel de Vigo. Él está en prisión provisional y la investigación en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer continúa con intensidad. La juez sigue recibiendo información pedida a través de comisiones rogatorias a Portugal. Como los antecedentes penales de él -fue condenado allí por blanqueo y delito fiscal y tenía pendientes más procesos-. También se solicitó al país vecino, dado que las operadoras son lusas, datos para indagar en los teléfonos móviles de presunto agresor y víctima.

Y en este proceso de versiones opuestas -Eliza declaró que él la agredió con una maza por sorpresa y el acusado alegó que fue ella quien le atacó primero con ese arma- una testigo sorpresa surgida ya avanzada la instrucción enreda el caso. Esta mujer declaró en diciembre y esta semana lo volvió a hacer a petición de la letrada de oficio de la supuesta víctima. La versión de la testigo, a priori favorable al millonario, es que el día anterior a la agresión en el hotel vio a la pareja en un local de Samil y que al coincidir con la joven en el baño observó que tenía la maza.

La abogada de Eliza restó credibilidad a esta testigo desde el inicio. Y acaba de remitir pruebas al juzgado para contrarrestar su testimonio. Y es que cuando se le preguntó en el juzgado qué ropa llevaba la pareja ese día en Samil, la mujer dijo que Carlos Inácio vestía un polo blanco y Eliza una camiseta de algodón blanca ajustada y de tirantes. La letrada ha aportado unas fotos que se habían hecho el matrimonio aquel día: el polo de él era azul y ella llevaba una camisa blanca, pero floja, de tejido de batista y con los hombros descubiertos.