Tras casi tres meses de investigación para arrojar luz a un caso "policialmente cerrado", la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo ha acordado levantar el secreto de sumario que pesaba sobre la causa por el crimen de Ana María Enjamio, la ingeniera de 25 años natural de Boqueixón cuyo cadáver fue hallado la madrugada del sábado 17 de diciembre de 2016 en el portal de su edificio en la avenida de Madrid de la ciudad olívica bajo un gran charco de sangre tras recibir múltiples puñaladas. Agentes de la Policía Nacional de Vigo a cargo de la investigación detuvieron el día después del asesinato a un compañero de trabajo de la joven, con el que había mantenido una breve relación, como presunto autor de los hechos. César Adrio, de 38 años y natural de Vigo, ingresó en el penal de A Lama a instancias de la magistrada tras entender que existía riesgo de fuga y de destrucción de pruebas.

Y es que no pudo hallarse, ni siquiera pasado todo este tiempo, el arma homicida -posiblemente un cuchillo afilado y de hoja flexible- ni tampoco el teléfono móvil de la joven. Sin embargo, a pesar de estos inconvenientes, los investigadores han podido sumar pruebas que arrojen luz al suceso y que supuestamente incriminarían al único sospechoso del asesinato de Ana Enjamio. Desde el principio de las actuaciones, los agentes solicitaron a las compañías telefónicas, previa autorización judicial, la triangulación y geolocalización de los terminales de la víctima y del presunto agresor. Tras meses de análisis los resultados llegaron a manos de la magistrada.

Según fuentes consultadas por este periódico, el teléfono de César Adrio lo situaría en el lugar del crimen, el portal número 40 de la avenida de Madrid. Tanto el móvil de Ana María Enjamio como el del sospechoso coinciden presuntamente en el mismo punto y se apagaron a la misma hora. El varón no volvería a encender su teléfono hasta el día siguiente, cuando se comunicó con su exmujer para acudir a Vilagarcía para visitar a sus hijos. Estas mismas fuentes revelan que existió tráfico de datos entre víctima y sospechoso, es decir, llegaron a comunicarse horas antes del fatídico suceso, pero estas comunicaciones no fueron relevantes para la investigación del caso.

Otros indicios

Otros indicios considerados de peso por los investigadores a la hora de señalar la presunta implicación de César Adrio en el crimen radica en la desaparición de la ropa que vestía la noche de la cena de empresa. El investigado indicó a los agentes un vestuario distinto al que, a raíz de fotografías del evento y descripción de otros compañeros de trabajo, llevaba en el restaurante. Esta vestimenta continúa desaparecida, al igual que el móvil de Ana Enjamio y el arma homicida. Su tentativa de suicidio al provocarse cortes en varias zonas del cuerpo, en especial cuello y muñecas, también resultaría un indicio claro de culpabilidad a tenor de los agentes a cargo de la investigación. A día de hoy ya se ha dado traslado al juzgado de la mayoría de pruebas recabadas en el caso, no obstante todavía falta un informe de la Policía Científica sobre la recogida de huellas, sangre y cabellos del escenario del crimen.

El levantamiento del secreto de sumario fue confirmado en la jornada de ayer por fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). Con este nuevo escenario, las partes personadas en la causa -la defensa de César Adrio, la acusación particular ejercida por los padres de la joven y la popular de la Xunta- ya habrían tenido acceso a una copia de las diligencias practicadas hasta la fecha. Todo apunta a que la magistrada tomará ahora declaración a testigos para proseguir con la instrucción de este crimen, que se suma a los otros dos de violencia machista ocurridos en Vigo en 2015: el cometido en O Calvario, ya elevado a la Audiencia Provincial para la celebración del juicio, y el de la calle López de Neira. Lo que no ha trascendido es si la defensa del sospechoso ha presentado recurso para solicitar su puesta en libertad.