Durante buena parte de la jornada del lunes su rutina fue aparentemente la habitual. Pero tras ir al gimnasio a Vigo con el niño de 8 años que tenía en común con María José Mateo García "Sesé", Emilio Fernández Castro llevó al pequeño a la casa de sus padres y les dijo que el menor quedaba con ellos ya que él debía acercarse al trabajo. En realidad no fue allí, sino que se trataría de una excusa que dio a sus progenitores y que formaría parte del presunto plan que ya había puesto en marcha y por el cual poco después tanto él como la que había sido su pareja hasta hacía pocos meses fallecían fruto de una explosión de gas y posterior incendio en la casa de ella en el camiño Pousadouro de Chapela (Redondela). La Delegación del Gobierno confirmó, algo reiterado por fuentes próximas a la investigación al cierre de esta edición, que todo apunta a un caso de violencia de género en el que hubo premeditación. Las fuentes oficiales señalan que Emilio, de 47 años, tenía "todo preparado" para acabar con la vida de María José, de 50. Y es que la "intencionalidad" del suceso es "clara", subrayan también los bomberos: en el salón de la vivienda había dos bombonas con las gomas cortadas por un cuchillo que se encontró en esa misma estancia y por el suelo se toparon restos de gasolina que habían sido transportados en una garrafa roja que estaba agujereada. Los cuerpos de ambos, que se vieron atrapados por las llamas, fueron encontrados en medio del pasillo. Según fuentes policiales, estaban "agarrados", algo que estiman que se podría explicar porque él la atrapó para que no huyese del domicilio, una segunda altura de un inmueble en el que, en otras plantas independientes, viven la madre y una hermana de la mujer.

El Juzgado de Instrucción 2 de Redondela, de guardia, estaba a la espera ayer de los informes de las autopsias para calificar judicialmente los hechos de violencia machista. No constaban denuncias previas ni tampoco Emilio tenía antecedentes policiales de ningún tipo, confirmó la Policía Nacional, que también aguardaba por las pruebas forenses. Los cuerpos estaban calcinados por el fuego, pero los investigadores quieren saber si la causa de las muertes es exclusivamente ésta o si la mujer podría haber sufrido por ejemplo alguna agresión previa.

"Sesé", con dos hijos mayores de una anterior relación y otro de 8 años en común con su supuesto agresor, se había separado de Emilio hacía al menos dos meses. Pocas personas sabían que la mujer tenía un nuevo novio e incluso personas del entorno ignoraban la ruptura. "Se seguían llevando bien; aún los vi juntos tomando pulpo hace un mes y pico", afirmaba sorprendida una mujer a la que María José sí le había contado que había roto con Emilio. Por eso mostraba su sorpresa, igual que más personas que los conocían, ante el devenir y desenlace de las pesquisas policiales.

¿Qué ocurrió este lunes? Lo que pudo averiguar la Policía Nacional es que hacía unos días Emilio había llegado a decir al hijo mayor de la víctima que si no fuese porque tenían un hijo en común -el niño pequeño-, "reventaba la casa con ella dentro". Las fuentes policiales señalan que, dado que la separación no había sido para nada conflictiva y la relación era normal, el chico pensó que no era una amenaza real, sino un enfado pasajero fruto de una discusión puntual.

Esas palabras, sin embargo, se tornaron reveladoras dado lo ocurrido el lunes. Ese día por la mañana, ratifican también fuentes policiales, el hombre telefoneó a su expareja. Por la tarde, poco antes de las ocho de la tarde, la volvió a llamar cuando María José estaba en un súper cercano a su casa. Le preguntó dónde estaba y ella se fue del establecimiento hacia su vivienda. Lo normal es que a esa hora Emilio se acercase hasta su domicilio para llevarle al niño. Pero presuntamente los planes del hombre eran otros: él supuestamente la estaría ya esperando dentro del piso para causar la explosión.

Frente a lo habitual, que aparcase su furgoneta entre la casa y la verja de entrada, los vecinos cuentan que el hombre dejó el vehículo "a 50 o 60 metros". Bajó con dos bolsas, en una de las cuales llevaba presuntamente la garrafa de gasolina. Los residentes sospechan que se hizo con bombonas que ya estaban en la propiedad. Todo apunta a que cuando "Sesé" entró en su casa él la esperaba y, sin que hayan trascendido las circunstancias, habría provocado la deflagración. Pasadas las ocho de la tarde los servicios de emergencia empezaron a recibir las primeras llamadas de alerta, concretamente de la prima y vecina de la fallecida que aseguró sentir "como un terremoto" con la explosión. Los bomberos de Vigo relatan que cuando accedieron al inmueble ya no pudieron hacer nada para salvar la vida de las víctimas. "Ya estaban en medio del fuego", describió el suboficial Félix Landesa. En el salón-cocina de la casa se toparon con las bombonas y la gasolina. La habitación de matrimonio, en el otro extremo del inmueble, se llevó la peor parte de la deflagración. "Estaba destruida", describe. Los muros se habían venido abajo. Para evitar un derrumbe hubo que apuntalar la placa superior de esta estancia.