La Guardia Civil investiga si el cadáver en avanzado estado de descomposición hallado ayer en un monte del municipio pontevedrés de Baiona, es el de Iván Durán, desaparecido desde hace casi seis meses. Aunque habrá que aguardar a las pruebas forenses para certificar la identidad, todos los indicios hacen sospechar que se trata de este joven de 30 años al que se perdió la pista en agosto de 2016. La zona donde apareció el cuerpo se encuentra próxima a su vivienda y por allí solía pasear con su perro. Además, el tamaño de los pies se corresponde con el de una persona de elevada estatura, como es el caso de este joven, que mide casi dos metros. Junto a los restos se encontró una nota de suicidio, similar a la que dejó en su vivienda el día que desapareció, por lo que esta es la principal hipótesis que se baraja.

Un senderista localizó el cuerpo en torno a las 18.00 horas de ayer en las inmediaciones del Alto da Peniza, en la parroquia de Baíña. Se encontraba en un terraplén de monte raso, ubicado junto a una pista forestal a unos cien metros de la autopista AG-57 monte arriba. Un lugar de difícil acceso por el desnivel. Efectivos del puesto principal de la Guardia Civil de Baiona-Nigrán y de la Policía Judicial se desplazaron al punto, al igual que la autoridad forense, que ordenó el levantamiento del cadáver en torno a las 20.30.Fueron necesarios varios guardias y trabajadores de los servicios funerarios para trasladar el cuerpo unos cincuenta metros a pie por la pendiente hacia el furgón que lo trasladó a Vigo para realizarle la autopsia. Cargaron dos sudarios con los restos de un único cuerpo desmembrado posiblemente a causa del deterioro.

Dos textos de despedida

La investigación se centra en la desaparición voluntaria de Iván Durán y el posterior suicidio, dado que dejó una nota de despedida en su domicilio el 25 de agosto. El hallazgo de otro texto en similares términos junto al cuerpo localizado ayer refuerza esta tesis, aunque habrá que esperar a las pruebas forenses para confirmar que se trata de él y esclarecer las causas de la muerte. Las pesquisas continúan y la Guardia Civil prevé realizar hoy mismo una inspección ocular en el terreno en busca de pistas para resolver el caso.

Esta semana se cumplen seis meses desde que se perdió la pista a Iván. El joven -moreno, de 1,97 metros de estatura y con gafas- se marchó de su domicilio de Baiona el 25 de agosto de 2016 sin llevarse teléfono móvil, ni documentación ni dinero, según ha reiterado su familia.Durante las semanas posteriores a la denuncia de desaparición, la Guardia Civil desplegó un dispositivo de búsqueda en el que participaron, entre otros medios, el equipo de motocicletas del Seprona, el Escuadrón de Caballería con base en Valdemoro, el servicio cinológico que trasladó perros de búsqueda, así como medios marítimos y un helicóptero. El punto donde apareció ayer el cadáver había sido rastreado, igual que otros lugares que el joven frecuentaba como los montes de Covaterreña y Chan da Lagoa.

La familia de Iván, que organizó batidas vecinales y se movilizó a través de las redes sociales para tratar de encontrar cualquier pista, reclamó desde el principio mayor esfuerzo a las fuerzas de seguridad para dar con el joven, convencida de que su desaparición había sido involuntaria. "Desapareces o bien porque te manipulan mentalmente o bien porque tienes un shock mental", afirmaba el padre, Juan Durán. El caso coincidió en el tiempo con el de Diana Quer -a la madrileña se le perdió la pista solo tres días antes-, y el progenitor de Iván denunció incluso que el de la chica era más "mediático" y solicitó más medios para el de su hijo.

Los padres continuaron buscándolo por toda la península, llegando a viajar hasta el sur de Portugal, a la zona del Algarve, y a Huelva, donde se habían recibido alertas de personas que creían haber visto al joven. De hecho, ayer mismo, el Diario de Huelva publicaba una información relativa a que se solicitaba colaboración ciudadana, ya que una trabajadora de un centro comercial creía haberlo identificado.