La llegada de Esteban López Iglesias a la vivienda familiar fue uno de los momentos más duros de la noche del domingo. El joven de 27 años regresó de su viaje a Portugal para encontrarse con sus familiares directos fallecidos en circunstancias que a esas alturas carecían de explicación. Fue atendido por psicólogos en una de las casas vecinas. En la jornada de ayer, el estradense todavía no daba crédito a lo sucedido y se reconocía incapaz de entender las razones del dramático fin de su familia. "Ahora mismo no sé nada", afirmaba consternado al tiempo que admitía estar a la espera de noticias de las autopsias que en ese momento se les estaban practicando a las víctimas.

Las mismas dudas que asaltaron a familiares y vecinos tras conocerse los hechos asaltan también al único hijo de la familia afincada en Callobre. López Iglesias, al que a esas alturas todavía no le habían confirmado la versión oficial de doble suicidio y asesinato, afirmaba ser incapaz de imaginarse lo que podría haber sucedido en la vivienda familiar. El joven fue trasladado al domicilio de unos familiares de A Estrada, donde en la mañana de ayer daba vueltas a todo lo sucedido.

La difícil situación que atraviesa el chico está en el pensamiento de los vecinos, quienes ayer seguían buscando una explicación a lo sucedido. "Es una tristeza grandísima para toda la parroquia y para todo el concello", señalaba con lágrimas en los ojos Marisa Diéguez, vecina y compañera desde la infancia de María José. "No hay explicación para esto". Los vecinos coinciden en que, aparentemente, la familia no atravesaba ningún problema personal ni económico que pudiese motivar los trágicos hechos . "Vivían de maravilla", apuntaba ayer una mujer. "El matrimonio se llevaba muy bien y nunca los veías discutir por nada", señalaba otro vecino de la zona. "Era una familia normal", agregó.

María José era una mujer "voluntariosa", dispuesta a ayudar en las tareas cotidianas a sus vecinos. Era habitual que participase en los cursos de cocina, cestería o manualidades que organiza la asociación de mujeres de la parroquia. Además, acudía a misa siempre que podía y colaboraba con la Iglesia. Cuidaba de su madre. Su marido había vuelto de Suiza, donde trabajaba en la construcción. Según familiares, tenía previsto regresar el próximo mes.