"Fueron retenidos contra su voluntad. Ya tenían las maletas preparadas para marcharse, pero no les dejaron", aseguró un familiar de uno de los desaparecidos en el hotel sepultado por la nieve en el Gran Sasso de Italia. "Fueron asesinados", añadió el mismo familiar. También se supo que, horas antes de la avalancha, que tuvo la fuerza de 4.000 camiones, el director del hotel Rigopiano mandó un correo pidiendo una quitanieves para que despejasen el camino y sus clientes pudiesen marcharse, ya que estaban muy asustados con las consecuencias de los terremotos.

Además, se ha sabido que el hotel se levantó sobre un terreno en el que había signos evidentes y restos de grandes avalanchas. Todos estos extremos están siendo investigados por la Fiscalía italiana, mientras sigue la búsqueda de supervivientes.

Ayer se encontraron otros dos cadáveres, con lo que son ya siete los fallecidos en la tragedia. La nota optimista la puso el rescate de tres cachorros del interior del hotel sepultado.