Los terremotos vuelven a ser sinónimo de tragedia en Italia. Cuando el país aún no se ha recuperado de los casi 300 muertos que causó el seísmo del pasado agosto, los cuatro temblores registrados el miércoles han dejado otro balance dramático. Casi 30 personas permanecen desaparecidas, entre ellas cuatro niños, y otras cuatro fueron ayer halladas muertas en las ruinas de un lujoso hotel del centro de Italia sepultado por un alud, posiblemente originado por los terremotos. Las esperanzas de hallar personas con vida entre los escombros son muy escasas: no se detectó ninguna señal de ellas. Las complejas labores de búsqueda se desarrollan en condiciones extremas por la abundante nieve caída en la zona. Al cierre de esta edición 135 operarios trabajaban sin descanso, y seguirían haciéndolo toda la noche, para dar con los desaparecidos.

Hasta ayer, los únicos supervivientes eran Giampiero Parete y Fabio Salzetta, que en el momento del alud estaban fuera del hotel y que, refugiados en un coche, fueron quienes dieron la voz de alarma. El primero se encontraba pasando unos días con su esposa y sus dos hijos de 6 y 7 años y, al parecer, su familia quedó sepultada bajo la destructiva avalancha, que llevó consigo árboles y rocas. El segundo era un bedel del establecimiento que se salvó porque el alud le pilló en la sala de calderas.

El lujoso hotel Rigopiano está en Farindola, provincia de Pescara, a 1.300 metros de altitud en el macizo del Gran Sasso, en plena cordillera de los Apeninos, zona cubierta en los últimos días por metros de nieve. En la tarde del miércoles fue arrollado por un violento alud que lo destruyó y lo sepultó casi por completo, cuando en su interior se encontraban unas 30 personas, entre una veintena de huéspedes, siete trabajadores y algunos invitados.

Los bomberos, que tuvieron que excavar en un primer momento con palas, describieron un escenario "catastrófico", al apuntar que el hotel, literalmente, "ya no existe, ha sido arrasado". Los medios locales han ido reconstruyendo la lista de personas que se encontraban en el lugar y de las que no se tiene noticias, hombres y mujeres de edades comprendidas entre 6 y los sesenta años, jóvenes la mayoría.

Pese a los continuos llamamientos a no polemizar sobre esta tragedia, el hombre que recibió la llamada de emergencia por parte de uno de los dos supervivientes, Quintino Marcella, denunció que cuando alertó a las autoridades en un primer momento no le hicieron caso. La avalancha de nieve se produjo previsiblemente debido a los movimientos de tierra provocados por la intensa actividad sísmica del miércoles.