"Todo el pueblo sabía a quién quería dejarle la casa. Yo solo quise respetar su voluntad y ésta era ceder sus propiedades a la familia Á.S.". Sin el menor atisbo de duda, los cuatro acusados de estafar a un anciano de 87 años, Arturo G.B. al hacerle firmar un documento en el que les cedía sus bienes, reiteraron su inocencia durante la vista y aseguraron que siempre fue intención del octogenario dejarles sus propiedades. "Nosotros le cuidamos, mantuvimos con él una relación familiar. Nos dejó la casa como pago por nuestros cuidados", apuntó otro de los procesados que se sentó ayer en el banquillo de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra con sede en Vigo.

La acusación particular ejercida por los sobrinos del anciano, sostiene que el anciano, en estado de deterioro cognitivo, fue "engañado" para sellar el documento de cesión, escrito que ni siquiera "llegó a leer". En él, José Manuel Á.S. e Isabel Á.S., madre e hijo, serían los nuevos propietarios de la vivienda que éste poseía en Forcarei además de la mitad de sus acciones de una entidad bancaria. Los gastos relativos a la vivienda como el IVI o la tasa de basuras seguía pagándolas Arturo G.B. para "no levantar sospechas entre sus familiares". Los letrados piden para madre e hijo la pena de 4 años por un delito de estafa más otros 2 por un delito de uso de documento público a sabiendas de su falsedad. A los otros dos acusados, un gestor y un vecino del pueblo, solo se les procesa por el delito de estafa. La Fiscalía pide el sobreseimiento de la causa.

Firma en el hospital

Los cuatro visitaron al octogenario durante su ingreso en el Hospital Xeral, y le llevaron el papel de cesión de los bienes que selló con un tampón al ser incapaz de firmarlo. "Arturo G.B. estuvo en mi oficina y nos encargó elaborar un documento de donación de sus bienes. Al no venir a por él y yo enterarme que estaba ingresado fui a preguntarle si quería seguir adelante con esto y me dijo que sí", sostiene el gestor, quien afirma que la víctima "era una persona despierta que nunca se dejaría engañar. Era el más listo de la parroquia".

Los sobrinos aseguran que su tío "nunca comunicó a nadie la intención de dejar sus bienes a esa familia". "Yo lo estaba cuidando todos los días en el hospital, no sé cómo se colaron para hacerles firmar el papel", se lamentaba la sobrina, quien explicó que a la muerte de su tío y posterior realización de una declaración de herederos, tres años después de la firma del documento, se enteraron de lo sucedido "al cambiarnos la cerradura de la casa".