Tras varias pistas fallidas y en medio de un maremágnum de hipótesis, los agentes de la Guardia Civil a cargo de la investigación de la desaparición de Diana Quer dieron credibilidad a la declaración prestada por varios testigos que aseguraron ver a la joven subirse a un coche en el puerto de Taragoña (Rianxo), a unos 20 kilómetros de su lugar de veraneo en A Pobra. Y esta línea de investigación ha dado sus primeros frutos. La Guardia Civil ya ha identificado al conductor del vehículo en el que fue vista la madrileña por última vez esa madrugada del 22 de agosto.

Coincidiendo con el perfil que la Benemérita emitió semanas atrás sobre este varón, se trataría, presuntamente, de un hombre con antecedentes por tráfico de drogas, que conducía una turismo de grandes dimensiones como una monovolumen o una furgoneta, según recoge el diario ABC. La identificación se habría realizado hace ya más de dos semanas. Según esta línea de investigación, Diana viajó en un turismo hasta Taragoña en compañía de tres hombres y, una vez en esta zona, se habría subido al vehículo del individuo ahora identificado.

En cualquier caso, la de este individuo es una de las múltiples vías que manejan los agentes. Una ardua investigación que tuvo su primer punto de inflexión al hallarse el teléfono móvil de la joven precisamente bajo el puente de Taragoña, en la ría de Arousa, hace ya dos semanas. El hallazgo del Iphone 6 de la madrileña supuso un gran paso para los agentes por tratarse de la primera pista material relacionada con la chica. El aparato fue enviado de inmediato al Servicio de Criminalística del Instituto Armado en Madrid, donde especialistas de varios departamentos se volcaron para tratar de extraer cualquier dato que sea de ayuda para las pesquisas.

Uno de los principales objetivos es obtener el historial de llamadas telefónicas, mensajes de WhatsApp, correos electrónicos, posibles posicionamientos... con la esperanza de que arrojen luz al caso. Para ello ya han dado un paso importante: han logrado, en una compleja y metódica labor que expertos en la materia describen como "trabajo de relojería", restaurar el teléfono. La recuperación de la placa base del móvil y su inserción en otro modelo Iphone 6 idéntico al de la chica da garantías a los efectivos de que toda la información de la que disponía ese teléfono hasta que fue arrojado a la ría está allí disponible.

Pero los efectivos se han topado con un escollo. No tienen la contraseña del móvil de Diana, algo que saben que no lograrán a través del fabricante, Apple, que por política de empresa nunca aporta estos datos. Expertos señalan que frente a teléfonos fabricados por otras compañías o los primeros modelos de la fundada por Steve Jobs, los terminales más avanzados de Apple -y el de Diana es uno de ellos- tienen un sistema de cifrado -a través de un chip- que sin la contraseña o la huella dactilar hace imposible acceder al teléfono. Pese a este inconveniente, los investigadores aguardan encontrar con la clave para desbloquear el teléfono. En ello trabajan sin descanso.