Hallazgo crucial para los investigadores de la desaparición de Diana Quer y revelador sobre lo que pudo haberle ocurrido aquella fatídica madrugada del 22 de agosto cuando se le perdió el rastro en A Pobra do Caramiñal. Un mariscador halló ayer el teléfono móvil de la joven, un Iphone 6 de color blanco, en Beluso, una ensenada ubicada en el lugar de Taragoña (Rianxo), a 15 kilómetros de la localidad donde veraneaba. Pese a los golpes visibles en la carcasa y el tiempo que lleva sumergido, la Guardia Civil se muestra confiada en recabar la máxima información almacenada en el aparato. Pero al margen de los datos que se extraigan del móvil, su aparición justo bajo el puente de la Autovía del Barbanza reafirma las sospechas de que sería en esa zona, a donde viajó a bordo de un vehículo en compañía de otra persona u otras personas, donde ocurrió lo que marcaría el destino de esta madrileña de 18 años.

El día después del hallazgo del móvil de Diana Quer // AGENCIA ATLAS

Fue un vecino de San Ramón de Bealo, en Boiro, el que topó el dispositivo junto a uno de los pilares del puente. Trabajaba con el agua hasta la cintura cuando en el interior del rastro -el utensilio con el que se extrae el marisco- salió a la superficie el móvil de la desaparecida hace más de dos meses en A Pobra. A mediodía el propio mariscador, de unos 30 años, se desplazó a Boiro para entregar a la Guardia Civil el teléfono, que presentaba signos visibles de deterioro, "como de un golpe", confirman dos compañeras que trabajaban en la misma zona. Estos daños probablemente puedan deberse a la caída desde el puente.

El autor del hallazgo de la primera pista material de la mediática desaparición lleva apenas un mes trabajando en la extracción de marisco. Después de entregar el móvil a la Guardia Civil, permaneció buena parte del día sin responder a las llamadas telefónicas. Entre las contadas personas con las que habló, la presidenta de la agrupación de mariscadoras, Arancha Abuín, quien asegura que lo encontró "tranquilo". "Le dijo a los compañeros que había encontrado el móvil y salió a tierra para llevárselo a la Guardia Civil", explica. "No estaba en buen estado y casi ni lo tocó hasta entregarlo en el cuartel", continúa Abuín. "Enseguida pensamos que era el de la chica porque la descripción había salido en la prensa y coincidía a la perfección. Además era un teléfono de alta gama y nosotras no llevamos esa clase de móviles al trabajo", razona.

Tanto Arancha Abuín como su compañera Aida Rodríguez aseguran que, para aparecer bajo el puente, el móvil tuvo que arrojarse a la ría desde el mismo viaducto. Descartan que las mareas pudiesen arrastrarlo desde el muelle de Taragoña hasta uno de los pilares, a unos 150 metros de distancia aguas arriba, ya que "es una zona fangosa. Si tiras una cosa no se mueve del sitio salvo que haya temporal, cosa que no sucedió", inciden.

Un repetidor captó la señal

Hace semanas que las investigaciones están centradas en Taragoña y, en concreto, en el entorno del muelle. Una antena de telefonía próxima captó la última señal del teléfono de Diana sobre las 4 de la madrugada del 22 de agosto. La principal hipótesis es que la joven se subió acompañada en un vehículo en el que recorrió la distancia que separa A Pobra de Taragoña. Testigos declararon que la noche del 22 de agosto la vieron bajarse de un coche en el muelle de Taragoña y montarse a continuación en otro vehículo en cuyo interior habría un hombre con "mala pinta".

Han sido varios los registros practicados los agentes en el entorno del muelle, en fábricas abandonadas y en viviendas. Buzos de la Guardia Civil rastrearon el lugar en el que ayer apareció el teléfono móvil, sin que entonces consiguieran localizarlo. Lo más lógico, dicen las mariscadoras, es que no estuviese visible sino "semienterrado en el fango". Además "es una zona grande y un sitio problemático para trabajar, porque te entierras mucho y las mareas, a veces, tampoco permite acceder a ella", explica la presidenta de la agrupación de mariscadoras de Rianxo. Todo apunta a que ahora, ante el hallazgo, los buceadores del grupo GEAS volverán a la zona en busca de más pistas.