La Audiencia de Valladolid acoge desde ayer el juicio contra una presunta organización de nueve personas vinculadas al primer laboratorio de fabricación de heroína desmantelado en España. Entre ellas está María Yolanda Charlín, sobrina del patriarca del clan de los Charlines, Manuel Charlín Gama. Ésta proclamó su inocencia y pidió anular las escuchas telefónicas que se practicaron meses antes de que estallase la redada policial.

El laboratorio de heroína fue desmantelado en 2013. Estaba en una propiedad de la localidad vallisoletana de Fuensaldaña, y el supuesto líder de la red era Carlos P.H. Además de él fueron arrestadas otras ocho personas, de las cuales tres eran gallegos: la sobrina de Charlín, su marido y un vecino de Ferrol que, según el fiscal, trabajaba para el matrimonio. Supuestamente, según la acusación pública, Yolanda y su pareja se desplazaron a Valladolid a comprar seis kilos de heroína a Carlos P.H., que después vendería en Cambados.

Los castellanos aceptaron los cargos y pactaron condenas de un total de 39 años y medio de cárcel, pero los gallegos no han querido hacer trato alguno.

Yolanda Charlín negó la acusación de haber intentado comprar seis kilos de heroína para posteriormente vender la droga en Cambados. Asegura que conoce a Carlos P.H. desde hace "unos 20 años", y que se desplazó a la capital de Castilla-León para comer con él y su familia. Así lo expuso a preguntas de su abogado -no respondió a las de la acusación- ayer. "Estuvimos comiendo en su casa con su familia. Yo llevé vieiras, y si quiere su señoría le digo como las preparé", indicó irónicamente hacia el estrado. Negó que en dicha comida se hablase de drogas y añadió que es madre de tres hijos y que vive del sueldo que percibe como empleada de una gasolinera en Vilanova.

El esposo de Yolanda Charlín, el hondureño Walter V.R. ratificó la versión de la mujer, mientras que el tercer gallego, Víctor Manuel D.P., dijo que él acudió a Valladolid para ver un coche. Víctor Manuel es de Ferrol y declaró que conoce a Walter de verlo por esa ciudad y a Yolanda de repostar en la gasolinera.

Las defensas de los tres gallegos piden la anulación de las escuchas telefónicas, que se autorizaron por primera vez en Vilagarcía de Arousa en 2013, tras una información que apuntaba a la llegada a Galicia de un barco con cocaína, y se prorrogaron hasta que se halló el hilo del laboratorio de heroína.