Cada novedad que parecía encaminar la investigación de la desaparición de Diana Quer en A Pobra do Caramiñal no suponía más que un paso atrás para los agentes: mientras la madre aseguró que pasó por casa, la señal de su móvil demostró que no; múltiples testigos la situaban en Lugo pero la Guardia Civil descartó rotundamente esta teoría y cuando los agentes duplicaron la tarjeta de su teléfono móvil, se descubre que los datos de su 'nube' fueron borrados.

Esta situación pone de manifiesto que, a los 60 días de su desaparición, tan solo la presencia de la joven la madrugada del 22 de agosto en el entorno de Taragoña es la única prueba fehaciente con la que cuentan los agentes a cargo de la investigación. Y es que su teléfono móvil así lo demuestra. Éste emitió su última señal pasadas las 4 de la mañana en el entorno de la parroquia de Rianxo, mismo punto en el que varios testigos afirmaron dos días atrás verla cambiarse voluntariamente de coche. Cabe precisar que el caso sigue bajo secreto de sumario, por lo que es posible que los investigadores conozcan otros datos que no han trascendido públicamente.

Todavía quedan muchas otras preguntas claves en este caso, como dónde está Diana Quer y qué ha motivado su desaparición que dos meses después siguen sin respuesta.

Rapto o marcha voluntaria

Aunque la madre ha reiterado en múltiples ocasiones que mantener la teoría de una huida voluntaria sería "incoherente", lo cierto es que la investigación cuenta con las dos vías abiertas, tanto una marcha de forma voluntaria como su posible secuestro. Y es que a raíz de que avanzaba la investigación, se conocía también la enrevesada situación familiar por la que atravesaban. Diana López-Pinel, madre de la desaparecida, perdía la custodia de su hija Valeria en favor de su padre, a decisión de una magistrada de Ribeira. La menor aseguró haber sufrido "malos tratos" y "abandono" por parte de su madre.

Juan Carlos Quer, padre de las jóvenes, reconoció que esta decisión llegaba "demasiado tarde" , dando a entender que estos episodios entre madre e hija eran constantes. La situación se recrudeció cuando salieron a la luz mensajes en los que Diana comunicaba a su madre que su progenitor la "agarró del brazo y me sacó del coche. [...] Yo lo que tengo claro es que no me voy a vivir con papá", a lo que López-Pinel le recomendó tomarse un orfidal.

Los mensajes, en este caso, vuelven a ser trascendentales. Los primeros datos que se conocieron del caso Diana Quer fueron aquellos mensajes de whatsapp en que decía a un amigo de Madrid cuando volvía andando sola a su casa, que un hombre la acosaba diciéndole "morena ven aquí". Pero esta línea se investigó y se descartó la implicación del individuo en el caso. Los rastreos en A Pobra, tanto en el camino que la joven tomó de madrugada desde las fiestas hacia su casa como en las batidas con voluntarios, no desvelaron rastros de violencia. Sin embargo, las informaciones aportadas por los últimos testigos salidas a la luz revelan que a la joven la estarían esperando en el puerto de Taragoña un hombre "con mala pinta". Esto llevó a los agentes de la Guardia Civil a solicitar un informe a la policía de nombres y direcciones de vecinos "peligrosos" o "violentos" de Rianxo.

Una marcha forzosa

A pesar que el paso del tiempo solo juega en contra de un buen desenlace en las desapariciones, los progenitores de la joven confían en que ésta aparezca con vida. Diana López-Pinel, que compareció el martes junto a su hija Valeria, se aferra a la posibilidad de una "marcha forzosa" y tiene la seguridad de que aparecerá con vida. "Descartamos que Diana desapareciese de forma voluntaria, ahora estamos juntas y haremos todo lo posible para encontrarla", comunicaba la progenitora a las puertas de su vivienda. Por su parte, el subdelegado del Gobierno, Santiago Villanueva, asegura que el caso sigue "sin novedades".