Cuando Antonio Frutos Ayala se entregó en diciembre de 2014 en el cuartel de la Guardia Civil confesando su crimen, a este hombre le constaba en vigor una requisitoria del Juzgado de Instrucción número 1 de Pontevedra, que trataba de localizarlo por un supuesto fraude fiscal a Hacienda.

Frutos Ayala figuraba como el último dueño conocido de una constructora en su día emblemática en la ciudad del Lérez como es Gómez de Bodaño. La sorpresa en el juzgado pontevedrés cuando por fin dieron con su paradero al saber que estaba detenido por el crimen del congelador de Ponteareas.

El fiscal de delitos económicos de Pontevedra concluyó que Frutos Ayala era uno de los supuestos "hombres de paja" que utilizaron los dueños de Gómez de Bodaño y los hombres de confianza de estos últimos para intentar defraudar a Hacienda, ocultando la verdadera titularidad de la constructora, después de no declarar ventas por valor de 2,8 millones de euros en el ejercicio de 2010. La cantidad defraudada, según el escrito de acusación del fiscal, fue de 142.076 euros. El Ministerio Público pide penas de tres años de prisión para siete acusados, los verdaderos dueños de la constructora, sus asesores de confianza y estos supuestos "hombres de paja", entre ellos Frutos Ayala, que habría aceptado figurar al frente de la constructora a cambio de un pequeño salario mensual.