Macabro hallazgo en un chalé de la localidad de Pioz, en Guadalajara. La Guardia Civil localizó en la noche de anteayer sábado los cuerpos descuartizados de un matrimonio brasileño de unos cuarenta años y de sus dos hijos, un bebé de un año y una niña de cuatro. Según el diario El País, la familia podría llevar muerta alrededor de un mes. Los restos de la familia estaban repartidos en varias bolsas encontradas después de que un vecino alertara del mal olor en las inmediaciones del chalé, situado en la calle Los Sauces de la urbanización La Arboleda de la pequeña localidad, de 3.500 habitantes, situada unos 20 kilómetros al sur de Guadalajara, y a 60 de Madrid capital. La brutalidad de este crimen hace pensar en un posible ajuste de cuentas.

Los agentes acudieron a la vivienda en torno a las once menos veinte de la noche de anteayer sábado, tras la llamada del vecino. Se encontraron con la puerta cerrada, pero lograron acceder a la vivienda a través de una ventana que estaba abierta. En el salón de la casa encontraron cinco o seis bolsas selladas. De ellas procedía el mal olor. Al abrir una de ellas, emergió un torso humano, vestido con ropa vaquera. Los cadáveres fueron retirados de la vivienda en torno a las cuatro de la madrugada de ayer y trasladados al Instituto de Medicina Legal de Guadalajara para que se les practique la autopsia y conocer la forma en que murieron.

Los agentes estuvieron a lo largo de la jornada de ayer tomando muestras en la finca -de nombre "Aicila"- y recogiendo documentación, con el fin de recabar los máximos datos para esclarecer este asesinato múltiple, que ha conmocionado a la pequeña localidad guadalajareña.

Empadronados en junio

El matrimonio y sus hijos se habían empadronado en Pioz el pasado 21 de junio. Llegaban procedentes de Torrejón de Ardoz, perteneciente a la Comunidad de Madrid. Al chalé, acordonado por la Guardia Civil, acudió en la mañana de ayer el alcalde de Pioz, Ricardo García, para interesarse por lo sucedido.

Los vecinos de la urbanización indicaron que la familia era muy reservada y residía en un chalé alquilado en la urbanización desde mediados del pasado mes de julio, y que no se les veía desde finales de agosto. Alguno especulaba con que el crimen se hubiese producido el pasado 22 de agosto. Era raro verlos por la calle, pero al padre sí lo habían visto alguna vez de camino al supermercado del pueblo para realizar compras, ya que no tenía coche.