El que en su día fue un matrimonio idílico protagonizará una auténtica batalla jurídica cuando se vuelvan a ver las caras en una sala de vistas. Todavía habrá que aguardar por ese juicio, pero tras más de cuatro meses de instrucción judicial ya se han puesto muchas cartas sobre la mesa en relación con el caso del millonario portugués de 56 años que permanece en prisión provisional en el penal de A Lama por presuntamente intentar matar con una maza a su esposa de 26 en la habitación donde se alojaban en un céntrico hotel de Vigo. Por lo de pronto, en la causa confluyen dos versiones contradictorias. La de la joven modelo Eliza, que ya trascendió al inicio de las diligencias, es que de forma sorpresiva su marido la golpeó en la cabeza mientras ella se echaba crema en el cuarto de baño. ¿Y la de él? Carlos Inácio Pinto sostiene que era él el que estaba en el baño cuando a través del espejo vio a su mujer aproximarse de una forma un tanto extraña, siendo ella, argumenta, la que le lanzó un golpe por la espalda con la maza que pudo esquivar al darse la vuelta justo en ese momento, aunque refiere que el objeto llegó a rozarle la cabeza y le alcanzó en el costado. En lo único que ambos coinciden en sus testimonios es en que, hasta ese día, su relación había sido "ideal".

El caso llegó ayer ante un tribunal, el de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, que examinará la petición del abogado del investigado de que se le ponga en libertad. La defensa presentó este recurso después de que la instructora, la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo, rechazase su solicitud. En la vista tanto el fiscal -que intervino por videoconferencia- como la abogada de oficio de la joven se opusieron a la excarcelación. El Ministerio Público, igual que la acusación particular, manifestó que el hombre debe seguir en prisión al apreciar riesgo de reiteración delictiva y para la víctima, así como peligro de fuga.

La defensa, mientras tanto, ratificó en sala los motivos que enumeró en su recurso. El letrado defiende la inocencia de su cliente, exponiendo que en la causa hay dos versiones contradictorias que, a su juicio, tan verosímil podría ser la una como la otra. ¿Qué dice su cliente sobre lo ocurrido el 2 de mayo en el Hotel NH Palacio de Vigo? Según su versión, él y su esposa habían viajado de Oporto a Vigo por ocio y aquella mañana, cuando estaba en el baño, la vio aproximarse a él a través del espejo. Creyó, por su actitud, que venía de broma para darle un susto y, justo al darse la vuelta, notó "algo" que le rozó la cabeza y después un golpe en el costado. Tras ello, sostiene, hubo un forcejeo entre ambos con la maza con la que le agredió ella, primero en ese cuarto y después en la habitación. Hasta que él cayó desplomado a causa de un infarto, momento en que su mujer salió al pasillo.

Lesiones "superficiales"

La defensa ahonda en que las lesiones que la joven sufrió en la cabeza -"tres cortes superficiales"-, bien pudo habérselos causado su cliente en el forcejeo en legítima defensa o podrían ser producto de que ella se golpease con un sanitario del pequeño baño del hotel. En el parte de Urgencias de aquel día, agrega, consta que Carlos tenía lesiones en costillas y cuello, y concretamente un golpe en la zona dorsal, asevera, "compatible" con el primer golpe de la maza. Un objeto que el hombre niega haber llevado al hotel, redundando en que era su mujer quien hacía las maletas. El arma es ya una pieza de convicción en la causa: de 20 centímetros, tiene mango de madera y cabeza de metal con forma roma, sin aristas. Eliza, que declaró en julio como investigada ya que fue a su vez denunciada por su exmarido, también negó tener nada que ver con la misteriosa maza.

Además de rechazar el riesgo de fuga, la defensa alega razones de salud para la libertad, concretando que su representado está pendiente de operarse en el Hospital Clínico de Santiago por su dolencia cardíaca. Y el letrado insiste en que Carlos no tenía móvil para querer matar a su esposa. "No tiene sentido que, sin mediar celos ni otro motivo, se decidiese a agredirla en un hotel donde previamente se había registrado con su carné", concluye.