Sin rastro de Diana Quer en el monte A Curota. Así finalizó la primera batida en busca de la joven desaparecida el pasado 22 de agosto. Unos veinticinco voluntarios se sumaron ayer a los rastreos que desde hace días lleva a cabo la Guardia Civil en distintos enclaves del municipio. También lo hicieron quince efectivos de Protección Civil de Porto do Son, As Pontes, Val do Dubra, Valga y A Pobra, que completaron los diez equipos que, siempre con un agente al frente, salieron en busca de indicios o pruebas que ayudasen a esclarecer el paradero de Diana. A las 9 de la mañana estaban convocados los voluntarios en el polígono de A Tomada, si bien no fue hasta cerca de las 10.45 cuando comenzaron las labores de rastreo, que abarcaron unos 30 kilómetros de monte. Problemas de organización y la imposibilidad de trasladar a todos los efectivos a la cima de A Curota en un único viaje motivaron un notable retraso en la batida, que se prolongó durante unas tres horas.

El punto de partida fue el curro das Canizadas. Haciendo una línea a lo largo de la carretera, voluntarios y agentes fueron abriéndose hacia ambos flancos para abarcar la máxima superficie posible, con la mirada fija en el suelo por si pudiera aparecer cualquier objeto relacionado con Diana, sorteando rocas e inspeccionando entre los matorrales ayudándose de palos y bastones. Lo limpio que está el monte facilitó en buena medida las tareas, ya que en muchos puntos la escasa vegetación permitía apreciar a simple vista que no había nada sospechoso. Sobre las 14 horas los equipos ya estaban de regreso en la base de Protección Civil, sin que hallasen ningún rastro de Diana Quer en A Curota, el mismo monte en el que la joven y su madre participaron hace unas semanas como voluntarias en el rescate de animales heridos en los incendios forestales que arrasaron parte de esta montaña barbanzana. Lo hicieron de la mano de las asociaciones animalistas Vox Ánima y Protectora Moura. Miembros de estos colectivos participaron en la batida de ayer "para devolverle la ayuda que ella nos prestó", incidía el miércoles, tras la reunión en el Concello para coordinar la búsqueda, el presidente de Vox Ánima, José Carlos Vidal.

Por la tarde continuó la búsqueda de Diana, pero ya solo con efectivos de la Guardia Civil y del Seprona y en puntos más concretos y ya perimetrados. Esta mañana de nuevo están convocados voluntarios para colaborar en los rastreos, que se trasladarán a otras zonas de monte todavía sin determinar. Las instrucciones, las mismas: llevar pantalón largo, chaleco reflectante, botas y no tocar nada si se encuentra cualquier indicio que pueda guardar relación con la desaparición de la joven. Los móviles están vetados para evitar filtraciones.

La estudiante de criminología Rebeca Sánchez, de Boiro, fue una de las personas que participó en la batida de ayer. "Este caso me interesa mucho" al guardar relación con su carrera y, además, "quiero aportar mi grano de arena y encontrar algún indicio o prueba de porqué desapareció". Ella no cree que esta sea "una marcha voluntaria", sino que "le pasó algo" todavía por determinar. En el rastreo "fuimos a la aventura, porque no había nada claro ni un rumbo a seguir". Desde Olveira (Ribeira) llegó también para "ayudar" Manuel Alvite, mientras que Ricardo Pérez, del mismo municipio, se preguntaba "qué pudo ser de la chica". María Díaz, vecina de A Pobra aunque natural de Vigo, comentaba antes de salir hacia el monte que "nos puede pasar a cualquiera" lo mismo que Diana, por lo que quiere "ayudar en lo que pueda" de forma desinteresada. El pobrense Leo Fernández, que conoce a la joven madrileña de sus épocas de veraneo en la localidad, se pone "en la piel de sus padres" e incide en que A Curota, "aunque es un lugar turístico, también tiene sus peligros".