El profesor José Antonio Vilán formaba parte del pelotón de ciclistas arrollado el pasado 12 de marzo en Oia y era uno de los siete heridos graves. Estuvo en coma largo tiempo pero "resucitó" gracias a los cuidados médicos que recibió en el Álvaro Cunqueiro. De allí fue trasladado al Meixoeiro y desde el jueves pasado duerme en su casa. Pendiente de las operaciones que deben hacerle en el rostro, con varios huesos rotos, apenas puede andar, ha perdido el olfato, parte del oído y tiene visión doble. Su recuperación va a ser muy lenta pero lucha por salir adelante con el apoyo de su familia. El pasado domingo cumplió 53 años, lo celebró en su casa comiendo con su mujer Gelu Álvarez y sus dos hijas.

"No recuerda el accidente pero, igual que yo, cree que si el conductor tenía edad para conducir debe tenerla también para ir a prisión. No queremos que se quede allí, pero sí que entre. Un accidente puede tenerlo cualquiera, pero él los dejó tirados en el suelo y no los auxilió", indica su mujer.

"Nuestra vida se quedó parada el 12 de marzo. Mi marido sigue en la cama con una vida totalmente limitada cuando era sana y brillante. El accidente no lo sufrió sólo él, sino también mis hijas y yo. Todo gira entorno al hospital, en que José Antonio se encuentre bien hoy, que no tenga dolor... Con salidas a Urgencias y citas médicas diarias. Mi hija mayor ha tenido que hacerse cargo de la casa y tenemos decenas de citas médicas pendientes. La recuperación puede durar años... ".

Gelu destaca que no sólo se paró la vida de su familia. "La familia de Diego está igual, o peor, porque sigue en el Cunqueiro en un coma que parece irreversible", lamenta. Muestra su total agradecimiento a todo el personal de la segunda planta del Meixoeiro y al servicio de neurorehabilitación: "el trato es tan cariñoso y familiar que tengo que agradecerlo públicamente".

Por otra parte, la familia de José Antonio Casás , "Ñito", que falleció en 0el siniestro indicó ayer que "somos conscientes de que ese conductor no salió de casa con intención de matar a nadie", pero lamentan "que no asuma sus hechos". Algo que "no nos devolvería a Ñito ni la tranquilidad a las vidas de sus 13 compañeros y sus familias, pero si evitaría todo este sufrimiento gratuito en la lucha por esclarecer la verdad".