Una vez más se te ponen los pelos de punta al leer el relato de los violentos hechos del accidente. Realmente espeluznante. Te invade una indignación y rabia que te lleva al desconsuelo más desgarrador.

Somos conscientes de que ese conductor no salió de su casa con intención de matar a nadie, pero los actos son los que diferencian a las personas y que triste que este señor a sus 87 años no haya aprendido a serlo. Excedió 20 kilómetros su velocidad permitida. Miente diciendo que redujo al acercarse a ellos. No frenó. No auxilió. Culpa a las víctimas de un exceso de velocidad y de echárseles encima. Inventa una petición de ayuda a un conductor de un carromato. Le da el alto un ciclista testigo ajeno al accidente y aun así él continúa su marcha. Pero lo más demoledor es que cuando lo paran, conscientemente, diga: "¿Qué pasa? Solamente he atropellado a uno ".

Imagen de un homenaje a "Ñito".

La verdad que hay que ser muy miserable para contestar algo así después de arrollar a diez personas de un pelotón de catorce. Y aunque así fuese, ese "SOLO UNO" tenía muchas ganas de vivir y compartir con sus padres, mujer, hija, familiares y amigos momentos del que sólo y únicamente este señor nos privó a todos nosotros desde el 12 de marzo.

Asumir los hechos sin buscar más culpables que su propia imprudencia no nos devolvería ni a ´Ñito´ ni la tranquilidad a las vidas de sus 13 compañeros y familias pero sí evitaría todo este sufrimiento gratuito en la lucha por esclarecer la verdad.

Por el contrario agradecer a la Guardia Civil y testigos la aportación de su versión, la cual coincide con la contada por el pelotón desde el minuto uno.