Marisol Fabiola Raue Ortega, la mujer uruguaya, aunque residente en Alemania con su marido, acusada de matar a su bebé en un hotel de Santiago donde participaba en un congreso gnóstico con su esposo, confesó ayer ante el tribunal popular que la juzga haber asesinado a su bebé de apenas seis meses durante una crisis esquizofrénica. "Oía voces telepáticas que me decían que tenía que matarla, que ella era el mal y así salvaría al universo", manifestó durante su declaración en la Sección Sexta de la Audiencia con sede en Santiago. La Fiscalía la acusa de asesinato con la agravante de parentesco, si bien le aplica la eximente completa de trastorno mental por lo que solicita que ingrese durante 25 años en un psiquiátrico penitenciario. La defensa, por su parte, pide su absolución por la misma eximente.

La madre admitió durante su declaración que, tal como relata el escrito de acusación, tumbó a la pequeña sobre la cama y presionó con sus dedos la zona cervical de la niña para que dejara de respirar. Después la cubrió con una toalla sobre la que colocó piedras en las esquinas. Esta no era su primera "crisis". Marisol, que tiene un hijo de 11 años de un matrimonio anterior con el que no tiene contacto, reconoció que un año antes había estado cinco días vagando por una ciudad alemana porque unas "voces" le habían pedido que viajase hasta Suiza. No llegó a dicho país, sino que se bajó en otra ciudad alemana donde vivió cinco días con un mendigo que la violó. De ahí, indicó, que desconoce si el padre biológico de su niña era ese hombre o su marido.

El asesinato de la pequeña tuvo lugar en agosto de 2015. La mujer acompañó a su marido al congreso organizado por el Instituto Gnóstico de Antropología en Santiago. Fabiola relató que era el primer viaje que hacían con la pequeña y al principio se sentía "contenta". Pero días después se puso "celosa" de la exmujer de su marido. "Me vino como una crisis y por eso discutí con él", afirmó Marisol que admitió que también le golpeó con un zapato, por lo que su esposo se marchó a visitar la ciudad.

En la cafetería del hotel se encontraban otras parejas que también asistían al mismo congreso. Una de ellas estaba con su hijo de apenas un años de edad. La acusada manifestó ante el tribunal que el niño le puso un dedo en el ojo a la niña" , por lo que ella pensó que su hija era "mala". Después, ya en su habitación,cuando iba a dar de mamar a la niña llegó la voz que le ordenaba matarla.

En la primera jornada del juicio estaba previsto que declarara como testigo su marido, que se acogió a su derecho a no hacerlo. También declararon como testigos las tres personas que intentaron reanimar al bebé. La mujer que ocupaba la habitación contigua a la de Fabiola y que descubrió a la niña muerta cuando llamó a la puerta para preguntarle como estaba, avisó a su marido que intentó sin éxito reanimar al bebé. Esta testigo expuso que a las 6 de la mañana oyeron una fuerte discusión entre Fabiola y su marido. Éste le contó que tenían una relación difícil puesto que la pequeña "no era suya".