La mujer acusada de asfixiar a su bebé en una habitación de hotel de Santiago en agosto del pasado año ha reconocido este martes que acabó con la vida de su hija porque "voces" que le hablaban "de forma telepática" le dijeron que "tenía que matarla" para "salvar al universo".

Así lo ha contado la mujer, diagnosticada de esquizofrenia paranoide, al jurado popular durante la primera sesión del juicio que desde este martes se celebra en la Audiencia Provincial de A Coruña por un crimen que sucedió el 31 de agosto de 2015.

Marisol S.M. ha contado que, tras su llegada a Santiago procedente de Alemania, donde residía con su marido, se sentía "contenta", dado que era el primer viaje que el matrimonio realizaba junto con su hija. Sin embargo, el día anterior al crimen comenzó a "sentirse mal" y a sentir "celos" de la exmujer de su marido, algo que ha calificado de "incoherente".

La pareja, que se encontraba en Santiago para participar en un congreso de la secta Gnóstica, discutió en varias ocasiones durante el día anterior por lo que la acusada ha calificado como "una crisis" y, de hecho, Marisol S.M. llegó a coger hasta en dos ocasiones un taxi hasta el aeropuerto de Santiago para "volver a casa".

"Empecé a hacerme la idea de que mi marido quería hacerme daño", ha declarado la mujer que, el día de los hechos y tras una nueva discusión, echó a su marido de la habitación y puso maletas en la puerta "para que no pudiese entrar", porque "tenía miedo".

Su hija era "el mal"

Posteriormente, bajó con la pequeña Victoria, de seis meses, al hall del hotel, para tomar un café con una pareja también participante en el congreso gnóstico. Fue en este lugar donde, después de que otro niño le metiese un dedo en un ojo a la bebé, la madre pensó que su hija "era mala".

"Ahora me digo *Cómo pude pensar esas cosas?, pero entonces pensaba que mi hija era mala y escuchaba voces que me hablaban de forma telepática, que me decían que tenía que matar a mi hija para salvar al universo", ha contado la madre, entre sollozos. Según declaró en su momento, creía que una nave espacial llegada desde Sirio la recogería tras la muerte de la pequeña, que era "el mal", y con ello evitaría un daño al "universo".

Aunque ha dicho que en un principio no se acordaba de que hubiese sido ella la causante de la muerte, Marisol S.M. ha reconocido los hechos y, al ser preguntada sobre si puso la mano alrededor del cuello del bebé para asfixiarla, ha reconocido que sí.

Tras presionarle la "zona cervical" mientras estaba dormida, colocó el cuerpo de la bebé en la cama, la tapó con una toalla y colocó dos piedras a ambos lados. "Yo no quiero hacer daño a la gente, no quería hacerle daño a mi marido, ni a mi hija", ha dicho, visiblemente afectada.

Segundo episodio

Marisol S.M., que tiene un hijo de 11 años de un matrimonio anterior con el que no tiene contacto, ha reconocido que era la segunda vez que le pasaba un episodio similar, dado que un año antes había estado cinco días vagando por una ciudad alemana porque unas "voces" le habían pedido que viajase hasta Suiza.

La mujer, ha contado, nunca llegó a Suiza, sino que se bajó en la estación de una ciudad alemana, donde permaneció viviendo cinco días conviviendo con un indigente al que tenía "miedo" y que, según ha dicho ante el jurado, la violó.

Esto motivó sus "dudas" acerca de quién era el verdadero padre de la niña. "Según mis cálculos, podrían ser ambos", ha dicho la mujer, quien, no obstante, ha asegurado que tanto ella como su marido, con quien se casó estando embarazada, estaban "muy ilusionados" con la pequeña.

Aunque el marido reconoció a la hija como suya, una testigo que ha declarado este martes ha dicho que, tras presenciar una discusión en Santiago entre la pareja, el hombre le contó que su relación era "difícil" porque la niña "no era suya".

Tras el brote sufrido un año antes en Alemania, Marisol S.M. estuvo ingresada durante varios días en un psiquiátrico. Sin embargo, a la hora de darle el alta, la mujer ha contado que no le dijeron que debiese tomar ninguna medicación y que ella pensó que había sido algo "pasajero" y que ya se había "curado".

Estaba "muy callada"

En la primera sesión han declarado un matrimonio participante en el congreso y que se alojaba en la habitación contigua a la acusada, que presenciaron la discusión que protagonizó con su marido por la mañana y descubrieron el cuerpo sin vida de la pequeña.

La primera en declarar ha sido la mujer, que ha contado como el día de los hechos se despertó sobre las 6.00 horas de la mañana con gritos de "socorro" procedentes de la habitación de la acusada. Cuando salió al pasillo, se encontró al marido en pijama, que le dijo que habían tenido una discusión, pero que "estaba bien".

Posteriormente, en la entrada del hotel, volvió a hablar con el marido, que le dijo que tenían "una relación un poco difícil" porque "el bebé no era su bebé".

El matrimonio se encontró con el marido durante la tarde dando un paseo por el centro de Santiago y a última hora propusieron a la acusada ir a dar un paseo y tomar un café. En este encuentro, han coincidido en señalar que ella estaba "muy callada" y "triste", aunque, como no la conocían en exceso, no detectaron nada más en su comportamiento.

La acusada, en un momento de la tarde, subió a su habitación para darle el pecho a la niña y, cuando la testigo se pasó por el cuarto para ver "cómo se encontraba", Marisol S.M. le abrió la puerta con "cara de dormida". En ese momento, ha dicho que sintió que "algo estaba mal" y le preguntó por la bebé, momento en el que la vio sobre la cama tapada con una toalla y percibió que "no lloraba".

Al acercarse y destaparla, la mujer se dio cuenta de que tampoco respiraba y salió corriendo a llamar a una ambulancia y pedir ayuda. Fue el marido de esta testigo y otro conocido que se encontraba con ellos en la cafetería los que subieron y comenzaron a hacerle la RCP al bebé.

Mientras los testigos trataban de salvar la vida al bebé, uno de ellos ha contado que la mujer estaba "sentada cerca de la cama" y que "no decía nada". Creyendo que estaba preocupada, uno de los hombres se acercó a ella y le dijo que "quizás la niña volviese a respirar", momento en el cual Marisol S.M. "se levantó y puso la mano en el cuello de la niña". "Era como si fuese un robot", ha contado.

El último en declarar en la primera jornada del juicio ha sido el marido de la acusada, que ha comparecido para acogerse a su derecho a no declarar en contra de su mujer.

Eximente de enfermedad mental

Durante su intervención inicial, la fiscal que lleva el caso, Aránzazu San José, ha dicho que, aunque las pruebas determinan que la acusada acabó por asfixia con la vida de su bebé, actuó afectada por un brote" de esquizofrenia paranoide.

Para la representante del Ministerio Público, no hay dudas de que la mujer no estaba "en su sano juicio" durante los hechos, dado que tenía "un brote agudo de su enfermedad", que persistió un poco más de un mes desde el crimen, cuando permaneció ingresada en el hospital.

Aunque ha reconocido que la patología que padece "es muy grave" y la ha planteado como eximente completa, la fiscal ha recordado que el hecho --asfixia de un menor-- continúa siendo un asesinato con agravante de parentesco, por lo que ha pedido para la madre el internamiento en un centro penitenciario psiquiátrico durante 25 años.

Por su parte, la defensa ha entendido que la eximente completa por trastorno mental "conlleva sentencia absolutoria" y ha pedido que sea puesta en libertad con las "medidas de seguridad" necesarias. El día de los hechos, ha contado, los testigos vieron "indicios de pérdida de contacto con la realidad" y la mujer "nunca fue consciente de lo sucedido".