Carlos Inácio Pinto, el millonario portugués de 56 años acusado de intentar matar a su joven esposa en un hotel de Vigo el pasado mayo, ya ingresó en la prisión de A Lama. Tras sufrir una afección cardíaca el día del suceso, el empresarios estuvo primero en el Hospital Álvaro Cunqueiro y después en el módulo penitenciario del Hospital Provincial de Pontevedra. Pero, según confirmaron esta semana fuentes del TSXG, ya fue trasladado al penal, mientras el juzgado vigués sigue la instrucción del caso. ¿Y su mujer? El Correio da Manhã informó en su edición de ayer que la modelo puso tierra de por medio y se fue a su Rumanía natal, donde vive con sus padres. Siempre según el citado diario, la Policía española habría solicitado a las autoridades portuguesas que localizasen a la joven para volver a tomarle declaración , pero no fue posible hacerlo. Hasta el ataque violento en Vigo, la pareja residía, aparentemente feliz, en Vila Nova de Gaia.
La joven había declarado ante la juez que su esposo intentó matarla con una maza. Una versión muy distinta a la de él, que lo negó y alegó legítima defensa. Aunque parecía un matrimonio idílico y sin problemas económicos, sobre el empresario pesaba una condena de 4 años de cárcel en su país por blanqueo y delito fiscal cometido con facturas falsas. El Correio da Manhã indica que Carlos manifestó que antes del episodio de Vigo había transferido más de 300 mil euros a una cuenta en Rumanía a nombre de su mujer, algo que hizo por las deudas fiscales que tenía para evitar que los acreedores se quedasen con el dinero.
Hasta el suceso violento ocurrido a principios de mayo en el hotel, Carlos y Eliza llevaban siete años de relación. Se habían casado, junto a la piscina de su casa en Vila Nova de Gaia, a finales del pasado 2015.
