El joven acusado de agredir a dos policías que se personaron en la habitación del hotel en el que estaba alojado en Vigo, donde se hallaron 75 gramos de cocaína y 31 bellotas de cannabis, alegó que se gastó "3.000 euros" que le había cogido a su novia en comprar esa droga y que fue al establecimiento para consumirla. El juicio fue ayer en la Audiencia viguesa. La fiscal solicitó que D.T.C. sea condenado a 7 años de cárcel al atribuirle un delito de atentado, otro de tráfico de drogas y dos delitos leves de lesiones. La defensa, mientras, pidió la absolución y argumentó que la entrada de los agentes en la habitación donde se alojaba su cliente fue "ilegal" ya que "no estaba justificada" y supuso una vulneración del derecho a la inviolabilidad del domicilio. Extremo que rechazó la acusación, que sostuvo que la entrada era necesaria por "temor por la integridad física" del acusado, añadiendo que tras descubrirse que había droga se pidió la preceptiva orden judicial para el registro.

Ocurrió el 12 de junio de 2015 en un hotel de la calle Emilia Pardo Bazán. El joven, que entonces cumplía condena por delito de conducción sin carné en el centro de inserción social Carmen Avendaño y que podía salir de día para trabajar como albañil, relató que fue al hotel tras discutir con su novia. "Ella no aceptaba que consumiese droga", dijo. Afirmó que adquirió los estupefacientes y llevó una balanza de precisión para que no le engañaran en la compra en las cantidades y para "dosificar" él después las dosis para su consumo. Tras más de dos días en la habitación sin salir, una recepcionista alertó a la Policía Nacional. "Había clientes asustados; se quejaban de gritos, quejidos y ruidos raros, como si alguien se estuviese ahogando...", contó esta trabajadora.

El acusado alegó que estaba en la ducha cuando los agentes irrumpieron en la habitación y que la droga estaba "dentro" de una mochila. Extremo que negaron los agentes, que señalaron que estuvieron llamando a la puerta insistentemente hasta que la recepcionista les abrió con la llave maestra. "Estaba desnudo, alterado, gritaba cosas incoherentes como 'la luz me atrapa'; no estaba mojado de haberse duchado", manifestó una policía. Sobre una mesa tipo escritorio, describen, había unos "tupper" con droga, así como dinero. En la mochila "abierta", concretó un efectivo, se podía ver la balanza de precisión.

En su derecho a la última palabra en el juicio el acusado dijo que "no estaba dentro de sus cabales" y pidió disculpas a los policías.