Un rocambolesco caso de violencia contra la mujer con varios incógnitas aún por resolver. El portugués Carlos Inácio Pinto, que se enfrenta a una acusación de intento de asesinato por tratar presuntamente matar a su mujer con una maza de cantero en la habitación en la que ambos se alojaban en un hotel de Vigo pasadas las 8.30 horas, bajó poco antes al garaje y recogió algo en su coche, regresando a la habitación.

Una cámara de seguridad le grabó y se ve que vuelve al establecimiento con una camisa en la mano, posiblemente en una percha, sin rastro aparente de la maza, que ni su mujer ni él reconocen haber llevado a la habitación. La considerada "arma del crimen" es compatible con los cortes que presentaba en la cabeza la mujer del millonario, 30 años más joven que él, si bien la investigación se centra ahora en comprobar que los golpes se produjeron tal como la víctima relató: en un ataque por sorpresa y de espaldas mientras se echaba crema corporal en el cuarto de baño.

Las versiones de ambos son contradictorias, pues el hombre aseguró en su declaración que se defendió porque ella le atacó, en una explicación que se consideró poco "verosímil" . Lo que si parece claro es que ambos salieron a cenar "marisco" la noche anterior y pasaron una velada divertida.

Carlos Inácio Pinto está pendiente de recibir el alta en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo debido a la afección cardíaca que sufrió durante el episodio de violencia con su mujer. Condenado a 4 años en su país por blanqueo, en relación a un fraude fiscal de 1,5 millones de euros que generó mediante una trama de facturas falsas por importe de unos 7 millones, sentencia que ha recurrido, está pendiente de otros procesos por fraude fiscal.