Un caso ocurrido en pleno centro de Vigo en presencia de numerosos viandantes y que ahora llega a juicio. La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en la ciudad olívica, acoge la próxima semana la vista oral contra J.M.G.V., conocida como Soraya, la mujer de 55 años que en febrero de 2015 arrojó gasolina a su hermana Ángela, de 45, e intentó prenderle fuego en la calle Urzáiz. La Fiscalía considera que estos hechos son constitutivos de un delito de homicidio en grado de tentativa y solicita que la procesada sea condenada a 7 años y medio de cárcel. La acusación estima que concurre la circunstancia agravante de parentesco, pero también aprecia en beneficio de la presunta agresora la atenuante de anomalía psíquica, al concluir que el trastorno de personalidad (no filiado) que padece "merma ligeramente" su capacidad cognitiva y volitiva.

La sala viguesa ha reservado dos jornadas -miércoles y jueves- para la vista. El suceso se remonta al 13 de febrero de 2015 y ocurrió en una de las calles más céntricas de Vigo, la de Urzáiz, y a plena luz del día. Así, a las 12.30 horas en las inmediaciones del comedor social de los Hermanas Misioneras del Silencio Soraya -de origen asturiano igual que la víctima, aunque ambas asentadas en la urbe olívica- actuó contra su hermana, dice el Ministerio Público, "con ánimo de acabar con su vida". La acusada se aproximó a su altura portando un cubo que llevaba gasolina y lo posó en el suelo al tiempo que profería amenazas de muerte. La Fiscalía prosigue su relato señalando que trató de rociarla con el líquido inflamable, llegando a prender fuego al citado cubo "sirviéndose de un mechero y un periódico enrollado", causando así una deflagración.

Sin embargo, las llamas no llegaron a alcanzar a Ángela, ya que ésta huyó refugiándose en una cafetería cercana, abarrotada de clientes y donde conocían bien a agresora y víctima, ya que ambas iban a diario al comedor social de las cercanías. La procesada, aún así, no cejó en su empeño y siguió a su hermana, continuando, prosigue el fiscal, con los insultos y las amenazas de muerte hacia ella.

Bola de fuego

El ataque fue presenciado por viandantes. Una bola de fuego rodó unos 14 metros por la acera de Urzáiz, a esa hora llena de peatones, y las llamas se apagaron cerca de las primeras mesas de la terraza de la cafetería donde se refugió la perjudicada, casi debajo de una moto. Mientras en el establecimiento auxiliaban a Ángela, varios transeúntes siguieron el recorrido de Soraya, que pretendía alejarse del lugar. Una patrulla de la Policía Local se hizo cargo de la situación y un agente detuvo a la mujer.

"Mi hermana quería matarme pero olí la gasolina y eché a correr", afirmaba la víctima a FARO el día de los hechos. La mujer relató entonces que Soraya ya la había amenazado de muerte con anterioridad, aunque nunca pensó que llegara a atacarla. La acusada, que al día siguiente ingresaba en prisión provisional, se declaró inocente entonces ante la juez instructora y culpó a la víctima de lanzarle a ella el líquido inflamable.

La Fiscalía no solicita indemnización para la víctima, que resultó ilesa, "al no sufrir menoscabo físico o psíquico conocido".