"No recuerdo lo que ocurrió, pero estoy de acuerdo con la medida". Con estas palabras se escribió ayer el último capítulo judicial del caso del vecino de Vigo que, hace tres años, atacó con tres cuchillos a varios policías nacionales que acudieron a su domicilio ya que el hombre estaba arrojando botellas y otros objetos a la calle. Tras la conformidad alcanzada entre fiscal y defensa, el tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, dictó sentencia in voce en la propia sala: aunque se concluye que los hechos son constitutivos de tres delitos de intento de homicidio y otro de atentado contra agentes con uso de arma, los magistrados, como planteó desde un principio el Ministerio Público, dictaron la absolución de E.D.G. al apreciar la eximente completa de alteración psíquica por la esquizofrenia crónica que padece. La medida de internamiento que se le impuso se le sustituye, a la vista del informe forense, por tratamiento ambulatorio adecuado al trastorno mental que sufre por un máximo de 8 años y medio. La condición para que no sea ingresado en un centro es que siga esa terapia sin abandonarla y que se obtengan resultados.

Una magistrada del tribunal se dirigió al acusado al término de la breve vista para recordarle que debe seguir ese tratamiento. "Ya lo hago, mejoré bastante, tendré cuidado", le contestó el hombre. Los hechos por los que ayer tuvo que comparecer en la Audiencia ocurrieron la mañana del 7 de enero de 2013, pasadas las 09.30 horas, cuando se puso a lanzar objetos desde la ventana de su domicilio, ubicado en un 5º piso de la céntrica avenida de García Barbón de Vigo. Ante esta situación, tras ser alertados, varios policías nacionales llamaron a su puerta, que éste abrió de forma sorpresiva, aprovechando que la luz del descansillo se había apagado, esgrimiendo un cuchillo de 20 centímetros con el que alcanzó en el abdomen a un efectivo y le rasgó los guantes. Otro agente intentó desequilibrarlo, pero el acusado le dio un puñetazo y le hirió asimismo en el cuello con el arma blanca, con la que también le dañó la ropa.

Arma reglamentaria

El agente logró finalmente tirar a E.D.G., cayéndose él también sin darse cuenta de que se le soltaba el arma reglamentaria. Mientras tanto, el agresor sacó otro cuchillo, de unos diez centímetros, lo que llevó a los policías a retirarse de allí para pedir refuerzos. Fue entonces cuando el hombre cogió del suelo la pistola que se le había caído al efectivo: apretó el gatillo varias veces, pero no pudo efectuar disparos porque el arma tenía el seguro puesto.

Minutos después, y al no cesar el vigués en su actitud violenta, se formó un dispositivo integrado por policías con chalecos antibalas y escudos protectores. Dos agentes intentaron acceder al piso por el balcón, ayudados de una escalerilla. "Al que entre me lo pico; entrad, ya veréis como os pincho uno por uno; como salga al que encuentre me lo llevo por delante, por España", profirió el hombre, entre otras expresiones, al tiempo que se abalanzaba contra ellos con otro cuchillo, el tercero que sacaba, en este caso de 18 centímetros. Pero en esta ocasión los efectivos lograron reducirlo y pudieron proceder a su arresto.

Tres agentes resultaron heridos en esta intervención policial y, de hecho, en la resolución de ayer se establece, en concepto de responsabilidad civil, que el acusado debe indemnizarlos con cantidades que suman un total de 2.000 euros. La sentencia de conformidad ya es firme.