La peligrosa exhibición automovilística celebrada en 2010 en el torreiro de Valladares (Vigo), con motivo de las fiestas de San Campio, acabó ayer en una sala de vistas. En el banquillo del Juzgado de lo Penal número 3 de la urbe olívica se sentaron siete jóvenes a los que la fiscal acusa de circular de forma consecutiva con sus respectivos vehículos por la explanada realizando "repetidas maniobras de derrapajes y trompos" que supusieron un peligro para el público que "jaleaba" esas "descontroladas acrobacias". El Ministerio Público les atribuye un delito de conducción temeraria y solicita que cada uno sea sentenciado a un año de cárcel y a otros dos años y medio de retirada del carné -en el caso de uno de ellos eleva ligeramente su petición por una condena anterior-. Las defensas, mientras, fueron unánimes al interesar la absolución de sus clientes: cinco jóvenes negaron haber participado en el show y los dos que lo hicieron declararon que estuvieron poco tiempo sin poner en peligro a nadie.

"Hice un par de trompos despacio y me fui; pensé que se podía hacer, nadie dijo que estaba prohibido", declaró un vecino que participó con su BMW en la exhibición, señalando ignorar si hubo presencia policial aquella noche allí -hubo un amplio despliegue de 38 policías locales y nacionales para impedir ese espectáculo, pero el show se realizó cuando cesó el operativo-. Otro conductor de un Citroën AX que admitió haber estado en la explanada alegó que se limitó a dar "una vuelta" . "Esa exhibición es una tradición de las fiestas; yo iba a verla desde niño", dijo el acusado, que señaló que no había peligro para el público ya que los asistentes, describió, estaban en una zona más alejada y elevada. "Nunca hubo problemas; en ningún momento pensé que cometía un delito", precisó.

El resto de acusados negaron haber participado en esa competición de trompos. "El coche lo dejé aparcado en la zona de la fiesta, no se si alguien lo usó", dijo uno. "Fui andando, el vehículo quedó en casa", afirmó otro. "Me dejaron un descapotable y fui a dar una vuelta; pero no a la exhibición", declaró otro más. El dueño del Ford Escort que descendió por unas empinadas escaleras entre los vítores del público también negó ser él el piloto y autor de esas maniobras. "Iba a ir a la exhibición y de hecho compré ese coche por 100 euros, ya era para romper; pero al final no fui", aseguró. Afirmó que dejó el vehículo aparcado en la zona "con las llaves" en su interior. "Además le faltaba una ventanilla", precisó. El juicio quedó visto para sentencia.