El voraz incendio en Fandicosta, alimentado por el viento del sur, alcanzó temperaturas superiores a los 800ºC en el interior de las instalaciones. "El aluminio estaba derretido y se funde a los 600º", explicaban alguno de los técnicos. También la fuga de amoníaco fue grande, si bien inicialmente no resultaba peligrosa porque la nube de humo lo dispersaba. El momento de mayor peligro se produjo cuando empezó a llover, y al decantarse la nube hacia tierra se ampliaron los perímetros de seguridad.

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Los bomberos tuvieron momentos de peligro, ya que el amoníaco se dirigió directamente al área donde estaban operando, denominada 'zona 0'.

Los efectivos de emergencias consiguieron salvar casi todos los vehículos que estaban estacionados en el interior del recinto cuando se desalojó a los trabajadores. En algunos casos, fue necesario romper las ventanillas para trasladarlos a una zona segura y otros sufrieron daños por la caída de cascotes. Una furgoneta fue retirada 'in extremis' segundos antes de que se derrumbara el alero que tenía encima.