Carlos Inácio Pinto, el millonario portugués de 56 años de edad sobre el que pesa una orden de ingreso en prisión provisional acusado de intentar matar a su joven esposa de 26 años en la habitación de un hotel de Vigo, todavía permanecía, al menos hasta ayer al mediodía, en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo debido al infarto que sufrió tras ese episodio violento y que obligó a su ingreso en la UCI. Pese a que la magistrada del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de la ciudad olívica estableció que debido a esta dolencia ingresaría, entre el viernes y el sábado, en el ala penitenciaria del Hospital Provincial de Pontevedra -y no directamente en la cárcel de A lama-, el traslado a ese módulo sanitario no se pudo realizar, por recomendación de los doctores, ya que allí carecen de los equipos médicos necesarios para la grave afección cardíaca que padece el hombre. Concretamente, según varias fuentes consultadas, precisa de equipos de monitorización. Por ello, el fin de semana permaneció en el hospital vigués con la preceptiva custodia policial.

Y el diario luso Correio da Manha señalaba en una información publicada en su edición de ayer que este ingeniero tiene una deuda millonaria y se encuentra en la lista de deudores de la Autoridade Tributaria e Aduaneira de Portugal. Así, siempre según el citado periódico, Carlos Inácio debería al fisco "entre 250.000 euros y un millón". Habría todavía deudas a nombre de las empresas "de las que fue socio-gerente" en un centro comercial en Viseu, ciudad de la que es originario y donde habría conocido a su joven esposa. Los medios del país vecino señalan que el hombre tiene dos hijos de un anterior matrimonio.

La pareja, con un elevado tren de vida, residía desde hace más de un año en una casa al lado de la playa en Vila Nova de Gaia, cerca de Oporto.