Un juicio celebrado en tiempo récord y que ya finalizó con una condena firme. El tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, impuso ayer, en una sentencia que se dictó in voce en la propia sala, seis años y medio de prisión a un vecino de la ciudad olívica por abusar durante casi dos décadas de su hija, que en la actualidad tiene 50 años de edad y que padece una discapacidad física y psíquica. Como hizo desde que arrancó la investigación judicial, el acusado, J.L.S.C., reconoció la autoría de los hechos, por lo que, tras un breve interrogatorio, la fiscal renunció a la prueba testifical y mantuvo su petición, la finalmente impuesta por la sala, a la que se adhirieron el abogado de la acusación particular y la letrada defensora.

El tribunal condena a este padre como autor de un delito continuado de abusos sexuales con acceso carnal por vía vaginal y anal, concediéndosele en su beneficio, como se pedía en el escrito del Ministerio Público, la circunstancia atenuante muy cualificada de haber confesado ante las autoridades. Además de prisión, al acusado se le impone la inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad durante el tiempo de la condena y se le prohíbe aproximarse o comunicarse con su hija por un período un año superior al de la pena de cárcel. En concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizar con 31.200 euros a la víctima por daños morales y secuelas. La mujer sufre un estrés postraumático muy grave reactivo a los abusos sufridos "y a la explotación física y/o psíquica reiterada".

El condenado permanecía ya en prisión provisional desde hace ya casi 13 meses. Los abusos que sufrió su hija comenzaron en 1996, cuando ésta tenía 30 años, y se prolongaron hasta enero del pasado 2015. Para cometer estos hechos el acusado aprovechó las múltiples ocasiones en las que se quedaba a solas junto a la perjudicada en el domicilio familiar de Vigo.

Desde ese año 1996 y hasta abril de 2013 el hombre mantuvo relaciones sexuales completas y no consentidas con su hija "de forma cotidiana e ininterrumpidamente", según se concreta en el escrito de acusación del Ministerio Fiscal. Y desde esa fecha, cuando su hija empezó a residir de lunes a viernes en un centro, lo hacía los fines de semana, acudiendo al dormitorio cuando ella dormía la siesta. Los episodios se sucedieron de forma habitual hasta el 23 de enero de 2015, cuando el procesado fue sorprendido por su esposa y madre de la víctima cuando se disponía a entrar semidesnudo en la referida habitación. La sala le aplica la atenuante de confesión ya que el hombre, el 1 de abril de ese año, cuando se incoó el procedimiento, acudió de forma voluntaria, y sin ser citado previamente, al juzgado de guardia y reconoció los hechos. En otra comparecencia judicial en junio se mostró, dice la fiscal, "arrepentido" de las acciones cometidas.

La víctima padece una discapacidad física y psíquica que cursa, describe la acusación, con retraso mental ligero. De hecho por estas patologías está incapacitada judicialmente, proceso que lleva un juzgado civil vigués, "para el gobierno de su persona y bienes" .