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Un gran temblor de magnitud 7,8 sacude al país ecuatoriano

Ecuador, entre el dolor, el caos y la urgencia

La cifra de fallecidos por el terremoto se eleva a 350 y hay más cuerpos entre los escombros - "Muertos. Destrucción. Rezad por este pueblo", pide un misionero ourensano desde Jipijapa

Los servicios de emergencia, en una zona afectada. // Efe

Al menos 350 muertos y más de 2.500 heridos. Es el último balance, aún provisional, de las trágicas consecuencias del terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter que el sábado arrasó la zona tropical del norte de Ecuador. Mientras los habitantes de los lugares más afectados luchan contra los escombros para sacar a los atrapados, más de 300 replicas sucedieron ya al gran temblor. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, recorrió ayer algunas poblaciones: el terremoto se produjo entre los balnearios costeros de Cojimíes y Pedernarles, en la provincia de Manabí y colindante con la vecina Esmeraldas. Mientras, el ministro español de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, admitía ayer que no se podía descartar que haya víctimas españolas, ya que la colonia española allí es "extraordinariamente numerosa", si bien señalaba que por el momento no tenía constancia de ello. España, como otros países, ha respondido a la petición de ayuda por parte de las autoridades de Ecuador y envió al país un avión del Ejército del Aire, con 52 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias y de los servicios de emergencia de Madrid, y remitirá material humanitario.

"Temo que esa cifra [de muertos] aumentará porque seguimos removiendo escombros", afirmaba ayer Rafael Correa en Portoviejo, provincia de Manabí. "La tragedia es muy grande", aseguró, añadiendo sin embargo que el país sabrá "salir adelante". Entre los desaparecidos se encontraba ayer una cooperante cántabra de 67 años, Asunción Sáez, según señalaron allegados. Su familia no logró contactar con ella.

Españoles

Entre los españoles en Ecuador hay 284 misioneros, 21 de los cuales están en Manabí, la zona más afectada. Obras Misionales Pontificias (OMP) aseguraba ayer que por el momento no hay constancia de heridos o muertos. Entre ellos está el misionero ourensano Manuel Rodicio, que en el momento del terremoto se encontraba en Jipijapa, sustituyendo a un compañero. Ayer aseguraba sentirse aturdido con el terrible suceso pero escribió sus primeras impresiones. Cuenta que el sábado a las siete de la tarde sintieron el primer temblor. "Pronto pasará', pensé, porque vivimos donde la tierra se estremece con frecuencia. Pero no. Esta vez duraba más tiempo y cada vez era más fuerte", recuerda. El sacerdote se refugió debajo de la cama. "Todo se movía. La capilla, después de tambalearse lo que quiso, cayó al suelo. El miedo nos hace a todos iguales", asegura.

En Jipijapa el terremoto causó estragos materiales, pero la cabeza de Rodicio estaba en Manta, donde él vive habitualmente. "En Manta no hay bloque donde al menos una casa no haya caído al suelo. En otra sabemos que hay niños en el interior. Las carreteras serradas, como si una motosierra las cortase. Los postes de luz, el suelo... En Portoviejo dicen lo mismo. Sin embargo Pedernales y Cojimíes es peor... Muertos. Destrucción. Sin luz. Sin agua. Con un poco de Internet en un smartphone que nos abre la información y al mundo", describe, al tiempo que solicita: "Rezad por este pueblo y Ojalá sea un momento de solidaridad", concluye.

Mientras, la Unidad de Bomberos de Emergencias y catástrofes internacional de Vigo (UEPAS) preparó un cargamento con 200 kilos de material sanitario para enviar a Ecuador. "Estamos tratando de enviarlo hoy y ver si necesitan agua y comida de urgencia", explica Manuel Castillo, portavoz de UEPAS.

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