Cuatro vehículos, dos de ellos de lujo: un hummer y un porsche, varias armas de fuego, una pequeña cantidad de drogas (hachís) y dinero en efectivo, además de abundante documentación y una caja fuerte cuyo contenido se desconoce porque no pudo abrirse y se trasladó a la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra. En principio este es el resultado que ha trascendido de los cuatro registros realizados en los domicilios de los detenidos del clan de Los Morones en Amorín, Tomiño. La Guardia Civil cargaba numerosas cajas en el hummer con documentación y otros objetos intervenidos en los domicilios de Sinaí Giménez, sus padres y dos de sus hermanos.

Expertos de la Guardia Civil analizarán ahora las armas intervenidas por si han sido utilizadas en algún delito, y tratarán de buscar su procedencia. También se estudiará la documentación intervenida en busca de flujos económicos y cuentas bancarias de los detenidos. En la búsqueda de las fuentes de financiación y el seguimiento del rastro del dinero tendrá un papel importante la Agencia Tributaria, no en vano se les implica en un presunto blanqueo de capitales y un posible fraude a la Seguridad Social.

A las 6 de la madrugada de ayer decenas de vehículos de la Guardia Civil "tomaban" la zona de Amorín en Tomiño donde se ubican sus chalés y agentes especiales, con la cobertura de un helicóptero y perros adiestrados, emprendían la búsqueda de armas, dinero, drogas y explosivos. De todo se encontró, si bien no ha trascendido en qué cantidades.

En el operativo, según confirmó la jefatura de la OPC de la Comandancia de la Guardia Civil en Pontevedra, intervinieron la unidad orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Pontevedra; Guardia Civil de los puestos de Tomiño y de Tui; Grupo de Reserva y Seguridad (GRS); Guardia Civil de Tráfico (que vigiló los accesos); Tedax; un helicóptero y el servicio cinológico.

Agentes de Tráfico, con apoyo de la Policía Local de Tomiño, cortaron la entrada y salida de vehículos en la zona. En las proximidades vecinos y curiosos permanecían atentos. Algunos se mostraban satisfechos con el operativo, y aseguraban que se sentían amenazados desde hace tiempo. Pero la mayoría preferían guardar silencio y es que indicaban que tenían "miedo" del clan de Los Morones.

El clan de Los Zamoranos, que serían los principales extorsionados y con quienes mantienen gran tensión desde que se negaron a pagar la cuota que les exigían para poder instalar sus puestos en algunos mercadillos de Pontevedra, seguía con cautela los acontecimientos. Todavía tienen muy presente el tiroteo de la VG-20 en Vigo, cuando tres vehículos abandonaban el mercadillo de Coia y fueron tiroteados. Uno de los ocupantes de una furgoneta resultó herido. Sin embargo apenas aportaron datos de sus atacantes y aseguraron que no pudieron verlos porque se agacharon ante la lluvia de balas. El caso, cuyas diligencias se siguen en el Juzgado de Instrucción 1 de Vigo, está a la espera de que lleguen los últimos informes sanitarios sobre el herido. De momento no hay autor conocido, así que posiblemente se archivará a la espera de nuevas pruebas.

Los enfrentamientos en los mercadillos se han extendido por toda la provincia. Si en Cangas resultaron heridos Sinaí y su madre, que se defendieron con barras de hierro; en Redondela fueron los zamoranos quienes tuvieron que salir protegidos y escoltados por la Policía Nacional.