La segunda jornada del juicio contra Albertina Táboas y Rocío Gondar, acusadas del asesinato del octogenario Secundino Prego Amil, en su casa de Poio para hacerse con su herencia, se centró en las declaraciones de distintos testigos. El hijo de Secundino, Eduardo Prego, manifestó las sospechas que surgieron entre la familia del fallecido con respecto a la figura de Albertina Táboas tras conocer que el octogenario había sido víctima de una muerte violenta. Explicó que el comportamiento de Albertina durante el velatorio de su padre fue, cuando menos, "extraño". Aseguró que esta vecina de Vilalonga, acusada de matar a golpes a Secundino junto a Rocío Gondar, comentó en el tanatorio que "mi padre no había muerto del primer golpe, ni tampoco del segundo", insinuando cierto ensañamiento con la víctima por parte de los autores del crimen, algo que nadie conocía dado el sigilo de la Guardia Civil.

Eduardo Prego indicó que la mujer hizo "mucho teatro" en el tanatorio. "Ella quiso acercarse a hablar conmigo y yo no quise", explicó, "no le podría decir por qué, pero me daba mala espina", añadió.

La cuidadora, Albertina Táboas, no le telefoneó aquella madrugada para informarle de que su padre había muerto. Sin embargo, sí lo había hecho cinco días antes para informarle de la intención de Secundino de nombrarla su heredera. Eduardo Prego fue claro: "Yo le dije que si lo iba a cuidar y era lo que mi padre quería, pues no me parecía mal".

Una amiga común de las dos acusadas que compareció de forma voluntaria ante la Guardia Civil días después del crimen para relatar una conversación que Albertina había mantenido con ella y su novio, manifestó ante el tribunal que Albertina les dijo que buscaba a alguna persona que pudiera acabar con la vida del octogenario a cambio de 10.000 euros. "Yo pensé que era una tontería, como una fantasía de ella", dijo ayer.

Lo que sí existió, porque obran en la causa, son unos whatsapp que ella misma envió a Rocío Gondar pidiéndole que "contase toda la verdad". Cuando Gondar se mantuvo en la versión del robo la testigo le advirtió que iba a contar lo que le había dicho Albertina, a lo que Rocío le contestó algo así como "no te metas, esto es muy serio".

El que era pareja de Albertina en el momento del asesinato también testificó ayer. Reconoció que la relación se rompió a raíz de este crimen y negó que su expareja tuviese fallos de memoria pese a la esclerosis que padece, como afirmó la acusada ante el tribunal.

El jurado tuvo ocasión de oír durante la jornada de ayer las llamadas que las dos acusadas realizaron al 112, a la Policía Nacional y a la Guardia Civil alertando del supuesto robo que estaban sufriendo en su vivienda de Chancelas la noche en la que presuntamente mataron a Secundino y en la que, según las acusaciones, fingieron este robo como tapadera del crimen. Entre gritos y sollozos indican que les están robando en casa, aseguran que son dos hombres con la cara tapada y que huyen en "un coche pequeño blanco dirección "a Sanxenxo".

Albertina Táboas, que es quien está al teléfono, reconoció su voz y la de Rocío (que habla por detrás). Otra antigua cuidadora de Secundino Prego confirmó que el anciano también la había nombrado heredera durante el periodo en el que se hizo cargo de él. No obstante, tras un violento robo que sufrieron en noviembre de 2013 en la casa de Chancelas la mujer dejó este cometido.