La Audiencia Provincial de Pontevedra acoge desde hoy el juicio por el conocido como "crimen de Chancelas". En el banquillo se sentarán las cuidadoras de la víctima, un jubilado de 85 años, Secundino Prego Amil. La fiscal acusa a ambas, Albertina Táboas, vecina de Vilalonga, y Rocío Gondar, de Sanxenxo, de acabar con la vida del hombre al que cuidaban para conseguir la herencia. La tesis de la acusación es que Albertina lo convenció para que la nombrase heredera universal a cambio de convertirse en su cuidadora. Un tribunal popular juzgará el caso.

Todo se remonta a la medianoche del 2 de febrero de 2014, cuando 112 y Guardia Civil recibían una llamada de alerta procedente de un domicilio de Chancelas, en Poio. Las ahora acusadas aseguraban que estaban siendo víctimas de un robo. Cuando los agentes llegaron, se toparon con el cadáver, con fuertes golpes en la cabeza, de Secundino, el dueño de la casa, que acababa de regresar de la discoteca La Luna, a donde iba todos los domingos. Las dos cuidadoras, en el interior de la vivienda, insistían temerosas que los ladrones habían huido en un coche blanco.

La Guardia Civil inició una investigación. En las primeras horas esa versión del robo no les resultó descabellada, puesto que tan solo unos meses antes Secundino ya había sido víctima de otro asalto. Las dos mujeres continuaron con su vida, una de ellas, Albertina, acudiendo al entierro del octogenario, mostrándose muy afectada. Pero las indagaciones pronto arrojaron que la versión de las dos mujeres hacía agua por todas partes. Y pronto encontraron un posible móvil del crimen: el económico. Solo unos días antes, Albertina había sido nombrada heredera universal de Secundino. El arresto de ambas se precipitó cuando descubrieron que la segunda implicada, Rocío, dejó un mensaje en Facebook despidiéndose dado que iba a tomar un vuelo a la República Dominicana.

Ambas están en prisión preventiva desde el 13 de febrero de 2014. La Fiscalía solicita que sean condenadas a 20 años de cárcel.