El Gobierno gallego se abre a rectificar el carril bici entre Baiona y A Guarda. Tras el atropello mortal a un pelotón con un fallecido y siete heridos el sábado, la conselleira de Infraestructuras e Vivenda, Ethel Vázquez, se mostró ayer dispuesta a que su departamento "revise" el diseño de la senda destinada a bicicletas "con criterios técnicos, no políticos". Cinco años de incidentes de menor gravedad en el vial y de reiteradas reivindicaciones por parte del mundo del ciclismo habían caído en saco roto hasta ahora.

"Sabemos que este carril bici no satisface a los profesionales", admitió la conselleira, quien añadió también que su uso por este colectivo debe ser compatible con el disfrute de otros deportistas y viandantes.

El Ejecutivo gallego tiene constancia de los riesgos del carril bici desde 2011. La Federación Galega de Ciclismo presentó un informe elaborado con datos propios, de campañas de Tráfico y compañías de seguros ante la Comisión non Permanente de Seguridade Viaria del Parlamento de Galicia. El anterior gerente de la entidad, Ricardo Terceiro, fue el encargado de defender el estudio, que ya alertaba entonces de que el trayecto resultaba impracticable para los ciclistas profesionales y amateur por la velocidad que alcanzan y por las dificultades para realizar cualquier maniobra para evitar accidentes debido a los bloques de hormigón que lo separan de la carretera y actúan como barrera. El anterior alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, llegó a exigir a la Xunta su retirada por escrito.

El informe de la federación señalaba la PO-552 entre Vigo y A Guarda como "el tramo más utilizado por el ciclismo federado y de competición de toda Galicia". Indicaba también que el carril bici impedía los entrenamientos, ya que su velocidad está limitada a 30 km/h, mientras que los deportistas alcanzan los 35 km/h, con picos de 60-65 km/h. "Es válido para el cicloturismo y los paseos familiares, pero no para un entrenamiento", aseguraba, además de incluir fotografías sobre los peligros.

Soluciones

Las soluciones que presentaba este estudio para garantizar la seguridad de ciclistas y conductores pasaban por retirar los bloques de hormigón y los separadores de plástico "resbaladizos cuando se mojan", limitar la velocidad de los vehículos a motor, señalizar de presencia de ciclistas, limpiar los tramos periódicamente, realizar campañas de concienciación entre los conductores y consultar a deportistas y técnicos antes de llevar a cabo infraestructuras como esta.

Un lustro después de aquellas recomendaciones sin éxito, la Federación Galega de Ciclismo insiste en las mismas reivindicaciones, ahora con más fuerza tras el grave accidente del sábado. En plena organización de la marcha solidaria con las víctimas prevista el domingo, la agrupación de clubs ciclistas gallegos se centra en apoyar a las familias del fallecido y los heridos. Hoy mismo los reúne en su sede en Vigo para facilitarles asesoramiento por parte de un abogado. Después, ellos decidirán si se unen en un frente común para defender sus derechos ante la justicia o si lo hacen de forma individual.