Laureano Oubiña Piñeiro ha cumplido ya dos de los 4 años y 7 meses a los que fue condenado por la Audiencia Nacional por blanqueo de capitales procedentes de narcotráfico. Esta es la última pena que le queda por cumplir al capo cambadés tras pasar en prisión once años por tres grandes alijos de hachís. Ingresado en el centro penitenciario de Navalcarnero a la espera de su licenciamiento definitivo, cada vez más cercano, el narcotraficante arousano disfruta ya de sus primeros permisos carcelarios con el visto bueno del juez de Vigilancia Penitenciaria.

Laureano Oubiña, que el próximo mes de marzo cumplirá 70 años, se presentó voluntariamente en la cárcel de Alcalá Meco el 6 de febrero de 2014 unas horas después de que la Audiencia Nacional rechazase la petición de suspensión de la condena por enfermedad que habían solicitado sus abogados ya que las pruebas médicas descartaban una enfermedad incurable.

Apenas año y medio antes, en julio de 2012, el narco arousano había abandonado la prisión de Navalcarnero tras cumplir prácticamente íntegras y de forma encadenada las tres condenas por grandes alijos de hachís que le fueron impuestas en los años 90 y que le mantuvieron casi doce años en prisión sin apenas beneficios penitenciarios.

En la Audiencia Nacional, sin embargo, le esperaban dos nuevas causas de blanqueo. De la primera salió absuelto al anularse las escuchas judiciales que en su día había autorizado el juez Baltasar Garzón, pero en la segunda, un juicio celebrado apenas dos días después de su excarcelación, fue condenado a 4 años y 7 meses de prisión y al pago de 2,2 millones de euros de multa. El tribunal le consideró culpable de blanquear dinero del narcotráfico con la construcción de su mansión de A Laxe en Vilagarcía y la compra de una finca al borde del mar en Sanxenxo. Ambos bienes fueron decomisados y el tribunal ordenó la disolución de las sociedades Albión Investments Spain SL. y Anatolia Enterprises Spain SL, que debían ser liquidadas adjudicándose sus bienes, dinero y capital y al Estado. La mansión de A Laxe y la finca de Sanxenxo serán objeto de subasta.

La Audiencia Nacional, en una sentencia ratificada por el Supremo, consideró probado que la trama para blanquear dinero del narcotráfico fue puesta en marcha por el matrimonio formado pro Laureano Oubiña y su esposa Esther Lago, fallecida en 2001. Ambos planearon "la forma de aflorar y dar apariencia legal a los fondos procedentes de la operaciones de narcotráfico que se encontraban a su disposición en el Banco Popular de Melilla, con objeto de comprar una parcela junto al mar y la adquisición de una serie de fincas, ubicadas junto al que había sido domicilio habitual en A Laxe, de Vilagarcía".