Redondela recobraba ayer poco a poco la normalidad después de dos jornadas caóticas por las continuas lluvias. El río Maceiras mantenía su cauce en niveles máximos aunque sin llegar a desbordarse en el casco urbano, mientras que en la carretera N-555 (Redondela-Peinador) permanecía un carril cortado al tráfico por segundo día -en sentido ascendente- para permitir los trabajos de retirada de lodos y piedras en el tramo donde en la noche del viernes se produjo una espectacular avalancha que afectó a varias casas y coches.

Una pala excavadora trabajó ayer durante toda la jornada para despejar del entorno del vial las piedras, lodos y troncos arrastrados desde el monte por el torrente de agua. Tanto el alcalde, Javier Bas, como el concejal de Interior, Arturo González, supervisaron las labores y confiaban en que, a última hora de la jornada pudieran estar rematados los trabajos para reabrir los dos sentidos de circulación de la carretera desde hoy.

Por otra parte, en el centro urbano de Redondela el río Maceiras dio una tregua y las aguas no volvieron invadir las calles de la villa, como en las dos jornadas anteriores. Esta situación permitió a los afectados, sobre todo en la zona del Salgueiral, rematar las labores de limpieza y achique del agua acumulada en los bajos y sus garajes con la ayuda de bombas. Ayer a última hora solo permanecía un garaje anegado en el centro.