Jesús y José Manuel Mejuto, acusados de planear el secuestro de Abel Diéguez, el maderero de Cambre de 41 años que permaneció cinco días retenido en enero de 2014 en un galpón de Lalín hasta que lo liberó la Guardia Civil, se enzarzaron ayer durante el juicio celebrado en la Audiencia de A Coruña. Solo coincidieron en que se equivocaron de víctima, ya que el objetivo era su hermano, y en que el rapto fue improvisado. "Fue todo en caliente, en ningún momento se pensó en secuestrar, fue todo sobre la marcha. No sabíamos qué hacer con él", testificó el supuesto cabecilla, Jesús Mejuto.

Los dos hermanos sostuvieron que su intención era atraer al maderero hacia un monte de Aranga, tal y como hicieron, y propinarle una paliza para conseguir que les devolviese el dinero de unos eucaliptos que aseguran que le debía a su padre, de 81 años. "Queríamos meterlo en el coche, darle unas hostias y que nos diese el dinero que le robó a mi padre. Luego se complicó porque apareció la persona que no era", aseveró Jesús Mejuto, quien incidió en que todo fue "un error" porque, en principio, querían "darle un susto". Además, acusó a su hermano José Manuel de planear el cautiverio. "Fue una estupidez", sentenció.

Los Mejuto calificaron de "tontería y pacharrachada" el secuestro, pero variaron sus versiones sobre el papel que desempeñó cada uno de los ocho imputados, quienes se enfrentan a penas de entre 10 y 13 años de cárcel. Los sospechosos reclamaron a la familia del empresario un rescate de 70.000 euros, y cuando su mujer les dijo que sólo tenían 15.000 le replicaron que entonces los guardara para el entierro.

Durante los días que estuvo retenido, el empresario se vio obligado "a orinar en una esquina en la que se había depositado serrín y a hacer sus heces en un cubo con agua", según informó la fiscal. Los dos hermanos Mejuto, los únicos que testificaron ayer, estuvieron acompañados en el banquillo por el hijo de uno de ellos -que según su tío José Manuel era el "cerebro" del golpe- y la novia y los suegros de Jesús -Miguel Martínez Cuadrado y Esther Silva-, dueños del galpón de Lalín donde retuvieron a la víctima, así como por otros dos amigos de la familia.

Jesús Mejuto relató que su hermano vigiló los movimientos de un hermano de la víctima y que llamó a la sociedad maderera para concertar una cita con él bajo el pretexto de que quería venderle unos eucaliptos. "Cuando llamó para quedar en Montesalgueiro yo estaba un poco tomado porque estábamos matando cerdos y había bebido. También había tomado trankimazin", señaló, al tiempo que reconoció que, a pesar de que se personó el hermano del hombre con el que querían "ajustar cuentas", lo introdujo junto a Jesús Mejuto en el maletero del coche. Además, acusó a uno de los otros imputados, Jesús Miguélez, de agredir al maderero con una pistola en la cabeza y de atarlo con bridas "como si fuese un becerro".

"Allí estábamos mi hermano, Miguélez, que era el que tenía la única arma de verdad, y yo. La de mi hermano era de fogueo. Ramón Mosquera -también imputado- es un pobre diablo. Tiene cáncer y es alcohólico. Estaba allí, pero no se bajó del coche. Mi hijo -también imputado- estaba a dos kilómetros", afirmó Jesús Mejuto que también exculpó a su novia a los padres de ésta.