José Alberto Domínguez, armador del barco de Bueu Estela, se encontraba faenando por las Cíes el viernes durante la mañana y la tarde. En torno a las 14.00 horas, según su relato, se encontró con la embarcación Látigo y sus dos tripulantes. En aquel momento les pasaron patelo (pescado para cebo) para que siguieran pescando y continuaron su camino. Fueron de los últimos en verlos antes del terrible suceso que ocurrió horas más tarde. "Estuvieron con nosotros al este de las Cíes y después los vimos por fuera también, faenando", explica Domínguez.

Según relata, Alonso y de Brito sabían que la embarcación Estela se acercaba con patelo avisados por otra embarcación, con lo que se acercaron a ellos. "Hablé muy poca cosa con ellos, casi no cruzamos conversación, pero los vi muy tranquilos", señala.

Domínguez, que estaba trabajando con su padre y su hermano y que indica que tan solo conocía a los dos jóvenes de vista, no se fijó en si a esa hora ya habían realizado captura alguna, además de que las condiciones del mar no permitían pararse para mucho más.