El grupo gallego encabezado por Rodríguez Camesella e Iglesias Cumplido formaba parte, según la sentencia, de una organización criminal que tenía como fin introducir cocaína en España. Con "estructura jerarquizada", eran los encargados del transporte del estupefaciente desde el buque nodriza Riptide - "enviado por sus contactos en sudamérica", se señala- hasta las costas españolas: y ahí entraba en juego el velero Pixapo.

Fue en abril de 2013 cuando, dice el fallo, el arousano Marcos Vigo negoció con una red sudamericana el transporte de un alijo a España. Para ello tenía "la colaboración" de Carballa Magdalena y Viñas Morgade. Sobre Vigo, la sala estima que "mantenía una posición dominante en la práctica" en todo el operativo finalmente malogrado. Con sus socios, contactó con la organización de Camesella y Cumplido para que recogieran el gran cargamento en alta mar con el Pixapo.

Fue en mayo cuando el enlace del cartel sudamericano dueño de la droga viajó a Galicia para coordinar la operación. Y el día 14 el velero salió rumbo al Océano Atlántico para recoger la droga. Pero una avería en Aveiro malogró la travesía y se empezaron a hacer gestiones para conseguir otro barco. El imprevisto, unido a las dificultades para contactar con el Riptide que aguardaba con la cocaína, obligó a "improvisar soluciones". Las reuniones y contactos se sucedieron. Con lo que no contaban los condenados era con que seguían sus pasos: el 29 de mayo de ese 2013 una operación policial derivó en el abordaje del buque con la droga.